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Casi Perdida
Blake Pierce
La NiГ±era #2
CASI PERDIDA (LA NIÑERA—LIBRO #2) es el segundo libro de la nueva serie de suspenso psicológico por el autor bestseller Blake Pierce, cuyo libro gratuito y exitoso UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1) ha recibido más de 1.000 opiniones de cinco estrellas.
Cuando un hombre divorciado, de vacaciones en la campiГ±a britГЎnica, publica un aviso solicitando una niГ±era, Cassandra Vale, de 23 aГ±os, en bancarrota y aГєn reponiГ©ndose del fracaso de su Гєltimo empleo en Francia, acepta el trabajo sin vacilar. Adinerado, guapo y generoso, con dos dulces hijos, ella cree que nada puede salir mal
ВїO quizГЎs sГ?
Disfrutando lo mejor que Inglaterra tiene para ofrecer, y con Francia fuera de vista, Cassandra se atreve a creer que al fin puede tomarse un respiro…hasta que una revelación sorprendente la obliga a cuestionarse las certezas de su tumultuoso pasado, su jefe y su propia cordura.
Un misterio fascinante, repleto de personajes complejos, varios secretos, giros dramГЎticos y suspenso vibrante, CASI PERDIDA es el libro #2 de la serie de suspenso psicolГіgico que harГЎ que devore las pГЎginas hasta la madrugada.
¡El libro #3 de la serie—CASI MUERTA—ya se puede reservar!
Blake Pierce
CASI PERDIDA
C A S IВ P E R D I D A
(La Niñera—Libro Dos)
B L A K EВ В P I E R C E
Blake Pierce
Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio RILEY PAIGE que cuenta con trece libros hasta los momentos. Blake Pierce tambiГ©n es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE (que cuenta con nueve libros), de la serie de misterio de AVERY BLACK (que cuenta con seis libros), de la serie de misterio de KERI LOCKE (que cuenta con cinco libros), de la serie de misterio LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE (que cuenta con tres libros), de la serie de misterio de KATE WISE (que cuenta con dos libros), de la serie de misterio psicolГіgico de CHLOE FINE (que cuenta con dos libros) y de la serie de misterio psicolГіgico de JESSIE HUNT (que cuenta con tres libros).
Blake Pierce es un ГЎvido lector y fan de toda la vida de los gГ©neros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, asГ que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.com para saber mГЎs y mantenerte en contacto.
Derechos reservados В© 2019 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. Excepto segГєn lo permitido por la ley de derechos reservados de EE.UU. de 1976, ninguna parte de este libro podrГЎ reproducirse, distribuirse o transmitirse en ninguna forma y por ningГєn medio, o almacenarse en una base de datos o sistema de recuperaciГіn, sin previo permiso de la autora. Este ebook estГЎ autorizado Гєnicamente para su disfrute personal. Este ebook no podrГЎ revenderse o regalarse a otras personas. Si desea compartir este libro con otra persona, por favor adquiera una copia adicional para cada lector. Si usted estГЎ leyendo este libro y no lo comprГі, o si no se lo compraron para que Гєnicamente usted lo usara, por favor, devuГ©lvalo y adquiera su propio ejemplar. Gracias por respetar el trabajo del autor. Esta es una obra de ficciГіn. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son producto de la imaginaciГіn del autor o se utilizan de forma ficticia. Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, es mera coincidencia. Los derechos de la imagen de portada son de Suzanne Tucker y se utilizaron bajo autorizaciГіn de Shutterstock.com.
LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE
LA NIГ‘ERA
CASI AUSENTE (Libro #1)
CASI PERDIDA (Libro #2)
CASI MUERTA (Libro #3)
SERIE DE THRILLER DE SUSPENSE PSICOLГ“GICO CON JESSIE HUNT
EL ESPOSA PERFECTA (Libro #1)
EL TIPO PERFECTO (Libro #2)
LA CASA PERFECTA (Libro #3)
SERIE DE MISTERIO PSICOLГ“GICO DE SUSPENSO DE CHLOE FINE
AL LADO (Libro #1)
LA MENTIRA DEL VECINO (Libro #2)
CALLEJГ“N SIN SALIDA (Libro #3)
SERIE DE MISTERIO DE KATE WISE
SI ELLA SUPIERA (Libro #1)
SI ELLA VIERA (Libro #2)
SI ELLA CORRIERA (Libro #3)
SI ELLA SE OCULTARA (Libro #4)
SI ELLA HUYERA (Libro #5)
SERIE LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE
VIGILANDO (Libro #1)
ESPERANDO (Libro #2)
ATRAYENDO (Libro #3)
TOMANDO (Libro #4)
SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE
UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1)
UNA VEZ TOMADO (Libro #2)
UNA VEZ ANHELADO (Libro #3)
UNA VEZ ATRAГЌDO (Libro #4)
UNA VEZ CAZADO (Libro #5)
UNA VEZ AГ‘ORADO (Libro #6)
UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7)
UNA VEZ ENFRIADO (Libro #8)
UNA VEZ ACECHADO (Libro #9)
UNA VEZ PERDIDO (Libro #10)
UNA VEZ ENTERRADO (Libro #11)
UNA VEZ ATADO (Libro #12)
UNA VEZ ATRAPADO (Libro #13)
UNA VEZ INACTIVO (Libro #14)
SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE
ANTES DE QUE MATE (Libro #1)
ANTES DE QUE VEA (Libro #2)
ANTES DE QUE CODICIE (Libro #3)
ANTES DE QUE SE LLEVE (Libro #4)
ANTES DE QUE NECESITE (Libro #5)
ANTES DE QUE SIENTA (Libro #6)
ANTES DE QUE PEQUE (Libro #7)
ANTES DE QUE CACE (Libro #8)
ANTES DE QUE ATRAPE (Libro #9)
ANTES DE QUE ANHELE (Libro #10)
ANTES DE QUE DECAIGA (Libro #11)
ANTES DE QUE ENVIDIE (Libro #12)
SERIE DE MISTERIO DE AVERY BLACK
CAUSA PARA MATAR (Libro #1)
UNA RAZГ“N PARA HUIR (Libro #2)
UNA RAZГ“N PARA ESCONDERSE (Libro #3)
UNA RAZГ“N PARA TEMER (Libro #4)
UNA RAZГ“N PARA RESCATAR (Libro #5)
UNA RAZГ“N PARA ATERRARSE (Libro #6)
SERIE DE MISTERIO DE KERI LOCKE
UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1)
UN RASTRO DE ASESINATO (Libro #2)
UN RASTRO DE VICIO (Libro #3)
UN RASTRO DE CRIMEN (Libro #4)
UN RASTRO DE ESPERANZA (Libro #5)
CAPГЌTULO UNO
Cassandra Vale estaba en la larga y lenta fila para el London Eye. DespuГ©s de una espera de media hora, estaba lo suficientemente cerca para ver a la rueda gigante alzarse sobre ella, con la arcada curvГЎndose en el cielo nublado. La vista aГ©rea de Londres era la atracciГіn mГЎs importante de la ciudad, incluso en este dГa gris de noviembre.
Ella estaba sola, aunque parecГa que todos los demГЎs estaban allГ con amigos o familia. En frente de ella habГa una mujer rubia, nerviosa, que parecГa tener unos veintipico, mГЎs o menos de la edad de Cassie. Estaba a cargo de tres niГ±os revoltosos de cabello oscuro. Aburridos por la espera, habГan empezado a gritar y a pelearse, dГЎndose empujones y alejГЎndose de la fila. Estaban causando una perturbaciГіn tal, que la gente estaba empezando a quejarse. El anciano que estaba adelante de ella se volteГі y la fulminГі con la mirada.
–Por favor, ВїpodrГa pedirles a los niГ±os que se tranquilicen? —le preguntГі a la rubia, en un tono exasperado de clase alta britГЎnica.
–Lo siento mucho. Lo intentaré —se disculpó la joven, al borde de las lágrimas.
Cassie ya habГa identificado que la rubia estresada era una niГ±era. Observar esta confrontaciГіn le habГa recordado en dГіnde habГa estado ella un mes atrГЎs. SabГa exactamente cuГЎn inГєtil se sentГa la mujer, atrapada entre niГ±os incontrolables que habГan empezado a portarse mal y las miradas de desaprobaciГіn de los espectadores que empezaban a criticar. Eso solo podГa terminar mal.
“Alégrate de no estar en su lugar”, se dijo Cassie. “Tienes la oportunidad de disfrutar de tu libertad y explorar esta ciudad”.
El problema era que no se sentГa libre. Se sentГa expuesta y vulnerable.
Su antiguo jefe estaba por ir a juicio por homicidio y ella era la Гєnica persona que sabГa toda la verdad acerca de lo que habГa ocurrido. Peor aГєn, a esta altura Г©l ya sabrГa que ella habГa destruido parte de las pruebas que Г©l pretendГa usar en su contra.
SintiГі malestar ante el temor de que Г©l la estuviera buscando.
ВїQuiГ©n sabe hasta dГіnde podГa llegar el alcance de un hombre rico y desesperado? En una ciudad de millones de habitantes, ella pensГі que serГa fГЎcil esconderse, pero los periГіdicos franceses estaban por todos lados. Los titulares le gritaban desde todas las tiendas. SabГa que la vigilancia por cГЎmaras era intensa, especialmente en las atracciones turГsticas, y el centro de Londres era bГЎsicamente una enorme atracciГіn turГstica.
Al levantar la vista, Cassie vio a un hombre de cabello oscuro parado en la plataforma al costado de la rueda. HabГa sentido su mirada hacГa un momento, y vio que estaba mirando hacia su direcciГіn otra vez. IntentГі convencerse de que probablemente era un guardia de seguridad o un policГa vestido de civil, pero eso no la tranquilizГі. Estaba intentando evitar a la policГa, ya sea vestida de civil o no, a detectives privados e incluso a expolicГas que hubiesen optado por un tipo de trabajo mГЎs lucrativo como matones a sueldo.
Cassie se paralizГі al ver que el hombre tomaba su telГ©fono, o quizГЎs era un walkie-talkie, y se comunicaba inmediatamente. Acto seguido saliГі de la plataforma y caminГі dando zancos de forma resuelta en su direcciГіn.
Cassie decidiГі que no necesitaba ver una vista aГ©rea de Londres hoy. No importaba que ya hubiese pagado la entrada, se iba a ir de allГ. VolverГa en otro momento.
Se dio vuelta para irse, lista para abrirse camino a empujones lo mГЎs rГЎpido posible por la fila de gente, pero vio con horror que dos policГas mГЎs se acercaban por detrГЎs.
Las adolescentes que estaban paradas detrГЎs de ella tambiГ©n habГan decidido marcharse. Ya se habГan dado vuelta y estaban empujando en la fila hacia la salida. Cassie las siguiГі, agradecida de que le abrieran el camino, pero el pГЎnico la invadiГі al ver que los oficiales la seguГan.
–¡Espere, señora! ¡Deténgase ahora! —gritó el hombre detrás de ella.
No se iba a dar vuelta. No lo harГa. GritarГa, se aferrarГa a las otras personas en la fila, rogarГa e implorarГa, y dirГa que tenГan a la persona equivocada, que ella no sabГa nada del sospechoso de homicidio Pierre Dubois y que nunca habГa trabajado para Г©l. HarГa lo que fuera para escaparse.
Pero mientras ella se ponГa tensa para dar pelea, el hombre pasГі empujГЎndola con el hombro y atrapГі a las dos adolescentes que estaban delante de ella.
Las jГіvenes comenzaron a gritar y luchar de la misma forma en que ella lo habГa planeado. Otros dos policГas vestidos de civil llegaron hasta allГ, empujando a los transeГєntes a un lado y tomando a las jГіvenes del brazo mientrasВ uno de los policГas uniformados abrГa sus bolsos.
Para sorpresa de Cassie, el policГa sacГі tres telГ©fonos celulares y dos carteras de la mochila color rosa fluorescente de la joven mГЎs alta.
–Carteristas. Revisen sus bolsos, damas y caballeros. Por favor, avГsennos si les faltan algunas de sus pertenencias —dijo el oficial.
Cassie tomГі su chaqueta y sintiГі alivio al comprobar que su telГ©fono estaba guardado en un lugar seguro en el bolsillo interno. Luego mirГі adentro del bolso y el corazГіn le dio un vuelco al ver que el cierre estaba abierto.
–Mi cartera no está —dijo ella—. Alguien me la robó.
Ansiosa y sin aliento, saliГі de la fila y siguiГі al policГa hasta una pequeГ±a oficina de seguridad a la vuelta de la esquina. Las dos carteristas ya estaban esperando allГ, ambas llorando, mientras la policГa vaciaba sus mochilas.
–¿Algo de esto es suyo, señora? —preguntó el oficial vestido de civil, mientras señalaba los teléfonos y carteras sobre el mostrador.
–No, nada.
Cassie tambiГ©n sintiГі ganas de estallar en lГЎgrimas. ObservГі cГіmo el oficial daba vuelta la mochila, con la esperanza de ver caer su cartera de cuero rasgada, pero la mochila estaba vacГa.
El oficial sacudiГі la cabeza con enojo.
Se los pasan entre ellos en la fila y los desaparecen de vista muy rГЎpido. Usted estaba enfrente de las ladronas, asГ que probablemente se llevaron su cartera hace un buen rato.
Cassie se volteГі y mirГі a las ladronas. Deseaba que todo lo que sentГa y pensaba de ellas se reflejara en su rostro. Si el oficial no estuviese parado allГ, las hubiese insultado y les hubiese preguntado quГ© derecho tenГan de arruinarle la vida. No se estaban muriendo de hambre, llevaban zapatos nuevos y chaquetas de marca. Seguramente hacГan esto por diversiГіn o para comprar drogas o alcohol.
–Disculpe, seГ±ora —continuГі el policГa—. Si no le molesta esperar unos minutos, necesitamos que realice una declaraciГіn.
Una declaraciГіn. Cassie sabГa que eso no le convenГa.
No querГa ser el centro de atenciГіn de la policГa, en absoluto. No querГa darles su direcciГіn, ni decirles quiГ©n era o que sus detalles figuraran en ningГєn informe oficial aquГ en el Reino Unido.
–Solo le voy a avisar a mi hermana que estoy aquà —le mintió al oficial.
–No hay problema.
Г‰l se volteГі, alejГЎndose mientras hablaba por el walkie-talkie, y Cassie saliГі rГЎpidamente de la oficina.
Su cartera era historia, habГa desaparecido. No tenГa forma de recuperarla, incluso si escribГa cien informes policiales. AsГ que decidiГі hacer lo mejor: irse del London Eye y no volver nunca mГЎs.
QuГ© desastre habГa sido esta salida. HabГa retirado un montГіn de dinero esa maГ±ana y sus tarjetas de dГ©bito tambiГ©n habГan desaparecido. No podГa ir al banco a retirar dinero porque no llevaba identificaciГіn, su pasaporte estaba en la casa de huГ©spedes y no tenГa tiempo de ir a buscarlo porque habГa planeado ir del London Eye directo a encontrarse con su amiga Jess para almorzar.
Media hora despuГ©s, sintiГ©ndose sacudida por el crimen, horrorizada por la cantidad de dinero que habГa perdido y totalmente fastidiada con Londres, Cassie entrГі al pub en donde se iban a encontrar. Se habГa adelantado a la hora pico del almuerzo, y le pidiГі a la mesera que le reservara un lugar para ellas en una esquina mientras iba al baГ±o.
MirГЎndose al espejo, arreglГі su cabello ondulado y cobrizo e intentГі sonreГr alegremente. La expresiГіn le resultГі extraГ±a. Estaba segura de que habГa bajado de peso desde la Гєltima vez que habГa visto a Jess, y pensГі crГticamente que se veГa demasiado pГЎlida y estresada, no solo por el trauma que habГa pasado mГЎs temprano.
SaliГі del baГ±o justo a tiempo para ver a Jess entrar al pub.
Jess llevaba la misma chaqueta que tenГa cuando se habГan conocido, hacГa mГЎs de un mes, ambas de camino a trabajar como niГ±eras en Francia. Verla hizo que los recuerdos la volvieran a inundar. Cassie recordГі cГіmo se habГa sentido al abordar el aviГіn. Asustada, insegura y con serios temores respecto a la familia que le habГan asignado. Los que resultaron ser justificados.
Por el contrario, a Jess la habГa contratado una familia amorosa y amigable, y Cassie pensГі que se veГa muy feliz.
–Qué bueno verte —dijo Jess, dándole un abrazo apretado—. Esto es tan divertido.
–Es emocionante. Pero tengo un problema —confesó Cassie.
Le explicГі que le habГan robado la cartera mГЎs temprano.
–¡No! Eso es horrible. Qué mala suerte que hayan encontrado otras carteras y no la tuya.
–¿Puedes prestarme algo de dinero para el almuerzo y para el billete de autobús de regreso a la casa de huéspedes? Ni siquiera puedo retirar dinero en el banco sin mi pasaporte. Te lo transferiré en cuanto pueda conectarme a internet.
–Por supuesto. No es un prГ©stamo, es un regalo. La familia para la que trabajo vino a Londres por un casamiento y hoy estГЎ en Winchester con la madre de la novia, asГ que me dieron mucho dinero para disfrutar de Londres por el dГa. DespuГ©s de aquГ, me voy a Harrods.
Jess sacudiГі su blonda cabellera, riГ©ndose mientras compartГa el dinero con Cassie.
–Oye, ¿nos tomamos una selfi? —sugirió, pero Cassie no accedió.
–No tengo nada de maquillaje —explicó, y Jess se rió y guardó su teléfono.
Claro que la falta de maquillaje no era la verdadera razГіn. Estaba haciendo todo lo posible para pasar desapercibida. Lo primero que habГa hecho al llegar a Londres habГa sido cambiar la configuraciГіn de sus redes sociales a un perfil privado. Sus amigos, bien intencionados, podrГan decir algo y podrГan rastrear su ruta. No querГa que nadie supiera en dГіnde estaba. Ni su exnovio en Estados Unidos, ni su exjefe o su equipo legal en Francia.
HabГa pensado que se sentirГa segura una vez que se fuera de Francia, pero no se habГa dado cuenta de lo accesible e interconectada que estaba toda Europa. Volver directamente a Estados Unidos hubiese sido la elecciГіn mГЎs sensata.
–Te ves increГble, Вїbajaste de peso? —PreguntГі Jess—. ВїY cГіmo van las cosas con la familia que te contratГі? HabГas dicho que estabas preocupada por ellos.
–No funcionГі, ya no trabajo para ellos —dijo cuidadosamente, pasando por alto los detalles desagradables que no podГa obligarse a pensar.
–Ay no, ¿qué ocurrió?
–Los niños se mudaron al sur de Francia y la familia ya no necesitaba una niñera.
Cassie lo simplificГі lo mejor que pudo, con la esperanza de que una explicaciГіn aburrida evitara mГЎs preguntas, porque no querГa tener que mentirle a su amiga.
–Supongo que esas cosas ocurren. Pudo haber sido peor. PodrГas haber trabajado para esa familia de la que todo el mundo habla, la que el esposo irГЎ a juicio por asesinar a su prometida.
Cassie bajГі la mirada rГЎpidamente, por miedo a que su expresiГіn la delatara.
Afortunadamente las distrajo la llegada del vino, y luego de que ordenaran la comida, Jess abandonГі el chisme jugoso.
–¿Qué vas a hacer ahora? —le preguntó a Cassie.
Cassie se sintiГі avergonzada por la pregunta, porque no tenГa una repuesta coherente. Deseaba poder decirle a Jess que tenГa un plan y que no estaba viviendo un dГa a la vez, sabiendo que tenГa que aprovechar al mГЎximo su estadГa en Europa, pero sintiГ©ndose cada vez mГЎs insegura acerca de su situaciГіn aquГ.
–No estoy segura. Estuve pensando en volver a Estados Unidos, buscar trabajo en un lugar mГЎs cГЎlido. Florida, quizГЎs. Es costoso quedarse aquГ.
Jess asintiГі con comprensiГіn.
–Cuando lleguГ© comprГ© un auto. Alguien en la casa de huГ©spedes lo tenГa a la venta. Eso se llevГі mucho de mi dinero.
–¿Asà que tienes un auto? —Preguntó Jess—. ¡Eso es genial!
–Lo he disfrutado mucho. Hice viajes increГbles afuera de la ciudad, pero usar el auto con la nafta y todo lo demГЎs, e incluso la vida diaria me estГЎ costando mГЎs de lo que esperaba.
Desangrar dinero sin ninguna perspectiva de ganar mГЎs la estaba preocupando y le recordaba las batallas que habГa sufrido cuando era mГЎs joven.
HabГa abandonado su casa a los diecisГ©is aГ±os para escaparse de su padre violento y abusador, y desde entonces tuvo que cuidarse sola. No tenГa seguridad, ni ahorros, ni una familia en la que apoyarse, porque su madre se habГa muerto y su hermana mayor, Jacqui, se habГa escapado unos aГ±os antes y nunca mГЎs habГa vuelto a contactarse.
Vivir sola habГa significado para Cassie sobrevivir mes a mes. A veces apenas lo lograba. No importaba si a fin de mes comГa manteca de manГ, habГa sido su alimentaciГіn bГЎsica en tiempos difГciles, y tenГa el hГЎbito de aceptar trabajos en restaurantes o como barman, en parte porque incluГan comida gratis para el personal.
Ahora, la aterrorizaba vivir de los ahorros decrecientes que eran todo lo que tenГa en el mundo, y gracias al dinero que le habГan robado hoy, esos ahorros eran aun mГЎs minГєsculos.
–Puedes buscar un trabajo temporal para salir del apuro —le aconsejГі Jess, como si le hubiese leГdo la mente.
–Lo hice. Me presenté en algunos restaurantes e incluso solicité trabajo como barman en algunos pubs, pero me rechazaron inmediatamente. Aquà insisten mucho con tener los papeles en regla y yo solo tengo visa de visitante.
–¿Trabajo en restaurantes? ¿Por qué no como niñera? —preguntó Jess con curiosidad.
–No —lanzГі Cassie, antes de recordar que Jess no sabГa nada acerca de las circunstancias de su trabajo anterior. Luego continuГі.
–Si no puedo trabajar, no puedo trabajar. No tener visa significa no tener visa, y trabajar como niñera es un compromiso a largo plazo.
–No necesariamente —argumentó Jess—. No tiene por qué serlo. Y tengo experiencia como niñera sin tener visa.
–¿De veras?
Cassie estaba decidida. No iba a volver a trabajar como niГ±era. De todas formas, lo que decГa Jess parecГa interesante.
–Todos los restaurantes y pubs reciben inspecciones regularmente. No hay forma de que contraten a alguien sin la visa adecuada. Pero trabajar para una familia es diferente. Es una zona gris. DespuГ©s de todo, podrГas ser una amiga de la familia. ВїQuiГ©n puede decir que en realidad estГЎs trabajando? El aГ±o pasado me quedГ© en Devon con una amiga por un tiempo, y terminГ© haciendo algunos trabajos temporales, cuidando niГ±os de los vecinos y de gente de la zona.
–Es bueno saberlo —dijo Cassie, pero no tenГa la intenciГіn de explorar mГЎs esa opciГіn.
Hablar con Jess hacГa que se afianzara su decisiГіn de volver a Estados Unidos. Si vendГa el auto tendrГa suficiente dinero para mantenerse allГ hasta que pudiera recuperarse.
Por otro lado, habГa pensado pasar mГЎs tiempo viajando. HabГa esperado con ansias pasar un aГ±o entero en el extranjero, y que eso le diera el tiempo que necesitaba para dejar atrГЎs el pasado. Esta era su oportunidad para empezar su vida de cero y volver como una persona distinta. Volver a casa al poco tiempo de haberse ido serГa como darse por vencida. No importaba que la gente pensara que no habГa tenido Г©xito, ella sentirГa que habГa fracasado.
El mesero llegГі con los platos llenos de nachos. Cassie le hincГі el diente a la comida, hambrienta porque se habГa salteado el desayuno.
Pero Jess se detuvo con el ceГ±o fruncido y sacГі su telГ©fono del bolso.
–Hablando de trabajos de medio tiempo, una de las personas para las que trabajГ© me llamГі ayer para ver si podГa volver a ayudarlo.
–¿En serio? —preguntó Cassie, pero estaba concentrada en la comida.
–Ryan Ellis. Trabajé para él el año pasado. Los padres de su esposa se mudaban y necesitaban a alguien que cuidara de los niños mientras ellos estaban de viaje. Son personas encantadoras, y sus hijos tampoco están mal, tienen un varón y una nena. Hicimos un montón de cosas divertidas. Viven en un hermoso pueblo costero.
–¿En qué consiste el trabajo?
–EstГЎ buscando a alguien para mГЎs o menos tres semanas de forma urgente, para residir allГ. Esto puede ser justo lo que necesitas, Cassie. Me pagaba muy bien, me daba efectivo y no le importaba para nada que no tuviera visa. DecГa que si me habГan aceptado en una agencia de niГ±eras, era porque sin dudas yo era una persona confiable. ВїPor quГ© no lo llamas y averiguas mГЎs?
Cassie se sintiГі tentada ante la posibilidad de tener efectivo en su bolsillo. Pero Вїotro trabajo como niГ±era? No se sentГa lista. QuizГЎs nunca lo estarГa.
–No estoy segura de que sea para mГ.
Sin embargo, Jess parecГa decidida a solucionarle el futuro a Cassie. MarcГі en su telГ©fono.
–DГ©jame que te envГe su nГєmero de todos modos. Y yo le enviarГ© un mensaje para decirle que quizГЎs te pongas en contacto, y que yo te recomiendo ampliamente. Nunca se sabe, aun si no trabajas para Г©l, quizГЎs Г©l conozca a alguien que necesite una casera. O a una paseadora de perros. O algo.
Cassie no podГa discutir con ese razonamiento, y un minuto despuГ©s su telГ©fono vibrГі por la llegada del mensaje de Jess.
–¿Cómo va tu trabajo? —le preguntó, una vez que Jess terminó de enviar el mensaje.
–No podrГa ir mejor.
Jess untГі guacamole con un nacho.
–La familia es encantadora. Son muy generosos con mi tiempo libre y me dan muchas bonificaciones. Los niños pueden ser traviesos pero nunca desagradables, y creo que yo también les agrado.
Luego dijo en voz baja.
–La semana pasada, con toda la gente que llegaba para el casamiento, me presentaron a uno de los primos. Tiene veintiocho, es muy lindo y dirige una empresa de soporte informático. Creo que le gusto, y digamos que me divierte volver a coquetear.
Aunque estaba contenta por su amiga, Cassie no pudo evitar sentir una punzada de envidia. Ese era el trabajo soГ±ado que secretamente ella habГa esperado. ВїPor quГ© a ella le habГa salido todo mal? ВїHabГa sido tan solo mala suerte o era, de alguna manera, por las decisiones que habГa tomado?
De repente, Cassie recordГі lo que Jess le habГa dicho en el vuelo hacia Francia. Le habГa contado a Cassie que su primera asignaciГіn no habГa funcionado, por lo que la habГa abandonado y lo habГa intentado de nuevo.
Jess habГa tenido suerte en su segundo intento, y eso hizo que Cassie se preguntara si se estaba dando por vencida demasiado pronto.
Cuando terminaron los nachos, Jess mirГі la hora.
–Mejor me apuro. Harrods me está esperando —dijo—. Tendré que comprar regalos para toda la familia, para los niños y para el hermoso Jacques. ¿Qué le puedo comprar? ¿Qué se le regala a alguien con quien estás coqueteando? ¡Me llevará un buen rato decidirme!
Cassie se despidiГі de Jess con un abrazo, y con pena de que su almuerzo se hubiera terminado. La conversaciГіn amistosa habГa sido una distracciГіn agradable. Jess parecГa muy feliz, y Cassie podГa entender por quГ©. La necesitaban y la valoraban, estaba ganando dinero, tenГa un propГіsito en la vida y estaba segura.
Jess no andaba vagando sola, sin compaГ±Гa, sin trabajo y con la paranoia de que la estaban buscando porque un juicio por homicidio estaba por empezar.
Unas semanas en un pueblo remoto podГa ser exactamente lo que necesitaba ahora, en varios sentidos. Y Jess tenГa razГіn. La llamada telefГіnica podГa llevar a otras oportunidades laborales. Nunca las encontrarГa si no seguГa intentГЎndolo.
Cassie saliГі del pub lleno de gente para buscar una esquina tranquila, mirando a su alrededor en caso de que pasara algГєn carterista o ladrГіn de telГ©fonos.
RespirГі hondo, y antes de que pudiera pensarlo demasiado y perdiera la calma, marcГі el nГєmero.
CAPГЌTULO DOS
Cassie se acercГі a la pared para protegerse de la llovizna, aferrando su telГ©fono. Ahora que habГa llamado a Ryan Ellis, se sentГa cada vez mГЎs nerviosa.
TendrГa que ganar dinero de alguna forma si querГa quedarse mГЎs tiempo en el Reino Unido, pero despuГ©s de lo que habГa vivido en Francia no estaba segura de que trabajar como niГ±era fuese la decisiГіn correcta. Aunque el trabajo fuese ideal, Вїla contratarГan con tan poca experiencia y sin acreditaciГіn?
Cassie se imaginГі armГЎndose de valor para preguntar si podГa aceptar el trabajo, para luego recibir un “No” vergonzoso como respuesta.
El telГ©fono sonГі tantas veces que temiГі que la atendiera el correo de voz. En el Гєltimo momento posible, un hombre atendiГі y respondiГі.
–Ryan al habla —dijo él.
ParecГa sin aliento, como si hubiese tenido que correr hacia el telГ©fono.
–Hola, ¿es usted Ryan Ellis? —preguntó Cassie.
Se avergonzГі ante la obviedad de la pregunta, pero no lo conocГa y no le parecГa correcto decir “Hola, Ryan”.
–SГ, soy yo. ВїCon quiГ©n hablo, por favor?
No parecГa irritado sino mГЎs bien curioso.
–Mi nombre es Cassie Vale y conseguà su número de mi amiga Jess, que trabajó para usted el año pasado. Ella me dijo que estaba buscando a alguien que lo ayudara a cuidar de los niños por un tiempo.
–Jess, Jess, Jess —repitiГі Ryan, como intentando ubicar el nombre, y luego— Ah, sГ, ВЎJess de Estados Unidos! Ahora veo que me enviГі un mensaje. QuГ© joven tan agradable. ВїElla te recomendГі? ВїEs por eso que te comunicaste conmigo? AГєn no leГ el mensaje.
Cassie vacilГі. ВїIba a decir que sГ? Hacerlo significarГa comprometerse, y no estaba segura de querer dar ese paso aГєn.
–Quisiera saber más acerca del trabajo —dijo—. Estaba trabajando de niñera en Francia pero mi asignación terminó. He estado pensando en hacer algo a corto plazo, pero aún no estoy segura.
Hubo un breve silencio.
–DГ©jame ponerte al corriente. En este momento estoy desesperado. Acabo de pasar por un divorcio que me ha dejado bastante conmocionado. Los niГ±os ni siquiera hablan de lo sucedido y necesito a alguien que los anime y con quien divertirse. Encima de todo tengo un proyecto laboral importante, con una fecha lГmite que estГЎ acaparando todo mi tiempo.
Cassie se sorprendiГі ante el relato de Ryan. No esperaba que estuviera en una situaciГіn tan seria. Con razГіn estaba desesperado por conseguir a alguien que lo ayudara.
El divorciГі debiГі haber sido traumГЎtico si habГa afectado tanto a los niГ±os. Supuso que si Ryan los estaba cuidando su esposa debГa haberlo dejado, probablemente por alguien mГЎs.
No tenГa idea de cuГЎl era la respuesta correcta.
–Eso suena muy estresante —dijo finalmente, para llenar el breve silencio.
–Estuve haciendo llamadas porque no he tenido la oportunidad de poner un anuncio, y me siento tan confundido que no creo que pueda seleccionar a alguien nuevo. Todos los que han trabajado para mГ no estГЎn disponibles. No me importa decГrtelo, necesito ayuda. Estoy dispuesto a pagar el triple de la tarifa normal, y el trabajo durarГЎ un mГЎximo de tres semanas.
–Bueno… —comenzó Cassie.
No podГa forzarse a decir que no. SerГa cruel, siendo que este hombre estaba en una circunstancia tan urgente. SentГa pena por Г©l, y serГa egoГsta rechazar el empleo inmediatamente. Claramente estaba desesperado por conseguir ayuda, y la buena paga junto con el periodo acotado era tentador.
–¿Por qué no vienes a conocernos? —Sugirió Ryan— ¿Tienes auto? Si no, puedo ir a buscarte a la estación. Pagaré por el billete, por supuesto.
–Tengo auto —dijo Cassie.
–Eso lo hace mГЎs fГЎcil, te deberГa llevar unas cinco horas si el trГЎfico ayuda. Ahora te envГo un mensaje con la direcciГіn, y te devolverГ© el dinero del viaje si no te agradamos.
–EstГЎ bien. SaldrГ© maГ±ana en la maГ±ana. DeberГa llegar a la hora del almuerzo —dijo Cassie.
CortГі el telГ©fono, aliviada de tener la oportunidad de pasar un tiempo con la familia antes de tomar una decisiГіn. Si le agradaban, podrГa tener la oportunidad de hacer la diferencia en sus vidas, ofreciГ©ndoles ayuda y apoyo durante un momento difГcil.
Cuando Ryan le dijo que se habГa divorciado recientemente, no esperГі sentir tanta compasiГіn hacia Г©l. Al haber crecido en un hogar lleno de conflictos y haber perdido a su madre a temprana edad, ella entendГa lo que era. Esta era una situaciГіn en la que ella sabГa que podГa ser Гєtil para la familia.
Cuando dejГі su casa siendo una joven de diecisГ©is aГ±os desesperada y traumatizada, estaba decidida a seguir los pasos de su hermana y alejarse de los maltratos de su padre para siempre. Pero luego de escapar de su dominio rabioso, terminГі en una relaciГіn daГ±ina con su tГіxico novio, Zane. Luego de viajar a Francia para huir de Zane, fue a parar a la pesadilla mГЎs grande de todas.
Fuera de la ciudad, en un pueblo costero remoto, estarГa escondida, a salvo y podrГa vivir en un ambiente familiar en el que se sentirГa Гєtil, esa habГa sido una de las principales razones por las que habГa querido trabajar como niГ±era desde un principio.
Cassie esperaba poder utilizar su tiempo allГ para sanar.
CAPГЌTULO TRES
El viaje a la casa de Ryan Ellis le llevГі mГЎs tiempo de lo que Cassie esperaba. ParecГa imposible evitar el trГЎfico que obstruГa las carreteras hacia el sur, y habГa dos zonas con obras viales en las que tuvo que tomar un desvГo interminable.
Al estar mГЎs tiempo en la carretera, se estaba quedando sin combustible. Tuvo que utilizar lo Гєltimo que le quedaba del dinero que Jess le habГa prestado para llenar el tanque. Preocupada por que Ryan pensara que habГa cambiado de idea, le enviГі un mensaje para disculparse y decirle que llegarГa mГЎs tarde. Г‰l respondiГі de inmediato: “No te preocupes, tГіmate tu tiempo, conduce con cuidado”.
Se apartГі de la carretera dirigiГ©ndose hacia el campo, y el paisaje era idГlico. EstirГі el cuello para observar, por encima de los arrayanes recortados, las pendientes con los mosaicos de praderas en todos los tonos desde verde profundo a castaГ±o dorado, las granjas pintorescas y los rГos serpenteantes. El paisaje organizado le produjo una sensaciГіn de paz, aunque sabГa que las nubes que se aproximaban terminarГan en una tarde de lluvia, y deseГі poder llegar a destino antes de que comenzara.
DespuГ©s de mГЎs de seis horas de haber salido de Londres, llegГі al pintoresco pueblo costero. AГєn en las penumbras, el pueblo parecГa encantador. El auto traqueteaba sobre las calles adoquinadas y los huecos entre las filas de casas le ofrecГan vistazos del pintoresco puerto detrГЎs. Ryan le habГa indicado cruzar el pueblo y conducir por la calle sobre el acantilado. La casa estaba a un par de kilГіmetros y tenГa vista al mar.
Cassie se detuvo ante la verja abierta y observГі con asombro que la casa que tenГa en frente era casi demasiado perfecta para ser real. ParecГa el lugar en el que siempre habГa soГ±ado vivir. Una casa simple pero maravillosa, con lГneas empinadas y detalles en madera que se fundГan armoniosamente con el entorno, y que parecГa un barco anclado en el puerto, con la diferencia de que esta construcciГіn estaba enclavada en un acantilado y tenГa una vista increГble del ocГ©ano. El patio, bien cuidado, tenГa un columpio y un subibaja. Ambos estaban oxidados, y Cassie supuso que eso daba una pista de la edad de los niГ±os.
Cassie se mirГі en el espejo del auto y se arreglГі el cabello. TenГa las ondas alisadas y con brillo porque se las habГa arreglado esa maГ±ana, y el labial color coral estaba impecable.
EstacionГі en la entrada empedrada y se dirigiГі hacia la casa por un camino bordeado por lechos de flores. Incluso en esta Г©poca del aГ±o, los lechos brillaban con flores amarillas y reconociГі unas madreselvas en flor a la distancia. Supuso que en el verano serГa un despilfarro de color.
La puerta del frente se abriГі antes de que ella llegara.
–Buenas tardes, Cassie. Un gusto conocerte. Soy Ryan.
El hombre que la saludaba le llevaba una cabeza, estaba en forma y parecГa sorprendentemente joven, con el cabello alborotado de color castaГ±o arena, y penetrantes ojos azules. SonreГa y parecГa estar realmente encantado de verla. Llevaba una remera descolorida de Eminem y unos jeans gastados. TambiГ©n vio que tenГa un paГ±o de cocina enganchado en la pretina.
–Hola, Ryan.
EstrechГі su mano extendida. El apretГіn fue cГЎlido y firme.
–Llegaste justo cuando estaba limpiando la cocina y en los preparativos para tu llegada. El agua ya hirvió, ¿tomas té? Es una costumbre muy inglesa, lo sé, pero si prefieres también tengo café.
–Me encantarГa un tГ© —dijo Cassie, afianzada ante la bienvenida tan natural.
Mientras Г©l cerraba la puerta y la guiaba hacia la cocina, ella vio que Ryan Ellis era muy diferente de lo que ella habГa esperado. Era mГЎs amigable de lo que se habГa imaginado y le encantГі que estuviera preparado para limpiar la cocina.
Cassie recordГі su llegada a la Гєltima asignaciГіn como niГ±era. Cuando entrГі en el chateau francГ©s, enseguida sintiГі la atmГіsfera desagradable y cargada de conflicto. En esta casa, no captaba eso en lo mГЎs mГnimo.
Mientras caminaba por los pisos de madera pulida, se sorprendiГі por lo ordenada que estaba la casa. Incluso habГa flores reciГ©n cortadas en la mesa del vestГbulo.
–Arreglamos la casa para tu llegada —dijo Ryan, como si le hubiese leГdo la mente—. HacГa meses que no estaba asГ de ordenada.
A su derecha, Cassie vio una sala de estar con enormes puertas corredizas que daban a un porche. Con muebles de cuero que parecГan cГіmodos y pinturas de barcos en las paredes, la sala parecГa acogedora y elegante. No pudo evitar compararla con la decoraciГіn ostentosa en exposiciГіn que habГa en el chateau en donde habГa trabajado. En este hogar parecГa que vivГa una verdadera familia.
La cocina estaba ordenada y limpia, y Cassie notГі la calidad de los electrodomГ©sticos. La caldera, la tostadora y la procesadora de alimentos eran de una marca destacada. ReconociГі el diseГ±o brillante de un artГculo que habГa leГdo en la revista del aviГіn, y recordГі su asombro ante el precio.
–¿Almorzaste? —le preguntó Ryan luego de servirle un té.
–No, pero estoy bien…
Ignorando sus protestas, abriГі el refrigerador y sacГі un plato lleno de frutas, bollos y sГЎndwiches.
–Los fines de semana me gusta tener una reserva de refrigerios disponible. Me gustarГa decir que esta era especialmente para ti, pero es algo habitual para los niГ±os. Dylan tiene doce y estГЎ empezando a comer como un adolescente. Madison tiene nueve y hace mucho deporte, y prefiero que se atraquen con esto que con comida chatarra o dulces.
–¿En dónde están los niños? —preguntó Cassie, sintiendo otra punzada de nervios ante la idea de conocerlos.
Con un padre tan divertido y sincero, ellos eran probablemente justo como Jess los habГa descrito, pero necesitaba estar segura.
–Salieron en bicicleta después del almuerzo a visitar a un amigo. Les dije que aprovecharan al máximo la tarde antes de que cambie el clima. Volverán en cualquier momento, si no tendré que ir a buscarlos en el Land Rover.
Ryan mirГі por la ventana al cielo que oscurecГa.
–De todos modos, como te expliquГ©, necesito ayuda por un tiempo. Ahora soy padre soltero, los niГ±os necesitan distraerse lo mГЎximo posible, y la fecha lГmite de mi trabajo es inquebrantable.
–¿A qué te dedicas? —le preguntó Cassie.
–Soy dueño de una flota de botes pesqueros y de paseo, que funciona en el puerto de la ciudad. Esta es la época del año en que se realiza el mantenimiento a los botes, y en este momento tengo un equipo de reparación en el lugar. Están terriblemente ocupados y las primeras tormentas de la temporada están por empezar. Por eso es que las fechas son tan apretadas, y mis circunstancias actuales no ayudan.
–Debe haber sido terrible pasar por un divorcio, especialmente ahora.
–Han sido momentos muy difГciles.
Cuando Ryan se alejaba de la ventana, con el cambio de luz, Cassie se dio cuenta de que no era simplemente atractivo sino extraordinariamente guapo. Su rostro era fuerte y esculpido, y por los mГєsculos bien definidos de sus brazos le pareciГі que estaba en muy buena forma.
Cassie se reprendiГі por comerse con los ojos a ese pobre hombre, que estaba pasando por un infierno emocional. De todos modos, tenГa que admitir que era irresistiblemente guapo, tanto que tenГa que obligarse a sГ misma a no quedarse mirГЎndolo.
–Ryan, el Гєnico problema es que no tengo una visa de trabajo en este momento. Tengo una para trabajar en Francia y la agencia de niГ±eras comprobГі que no tengo antecedentes, pero no sabГa que aquГ funcionaba de otra manera.
–Fuiste recomendada por una amiga —dijo Ryan, sonriendo—. Eso quiere decir que te puedes quedar aquà como huésped. Te pagaré en efectivo, fuera de nómina, asà que lo recibirás libre de impuestos, si eso te sirve.
Cassie sintiГі un enorme alivio. Ryan entendГa su situaciГіn y estaba dispuesto a aceptarla sin problemas. Esto le sacaba un gran peso de encima. Se dio cuenta de que podГa incluso ser el factor decisivo y tuvo que obligarse a no aceptar el empleo de inmediato. Se recordГі que tenГa que ser cuidadosa y esperar a conocer a los niГ±os antes de comprometerse.
–¿Por cuГЎnto tiempo me necesitarГas?
–Tres semanas, como mГЎximo. AsГ tendrГ© tiempo de terminar este proyecto y para entonces estarГЎn por empezar las vacaciones escolares, lo que nos darГЎ la oportunidad de afianzar los lazos familiares. Reafianzar, deberГa decir, como una nueva familia. Dicen que el divorcio es la experiencia mГЎs estresante de la vida, y creo que los niГ±os y yo podemos confirmarlo.
Cassie asintiГі, comprensiva. Estaba segura de que sus hijos habГan sufrido. Se preguntГі cuГЎnto habГan peleado Ryan y su esposa. Inevitablemente, habrГa habido peleas. Solo dependГa de si estas habГan terminado con gritos y recriminaciones, o en un silencio tenso y latente.
Habiendo vivido ambas situaciones de niГ±a, no estaba segura de cuГЎl era peor.
Mientras la madre de Cassie vivГa, habГa logrado contener lo peor del temperamento de su padre. Cassie recordaba los silencios tensos de cuando era mГЎs joven, y eso le habГa permitido desarrollar una afinada percepciГіn para el conflicto. PodГa entrar en una sala y percibir instantГЎneamente si las personas allГ habГan estado peleando. Los silencios eran tГіxicos y la desgastaban emocionalmente, porque no tenГan fin.
Si hubiese algo para decir a favor de las peleas a los gritos es queВ en algГєn momento se terminan, ya sea con vidrios rotos o con una llamada a la emergencia. Pero eso provocaba otros traumas y cicatrices permanentes. TambiГ©n producГa una sensaciГіn de temor, porque los gritos y la violencia fГsica demuestran que podemos perder el autocontrol, y que por lo tanto no somos de fiar.
Ese, en resumen, habГa sido su padre despuГ©s de que su madre muriГі.
Cassie mirГі alrededor de la alegre y ordenada cocina, e intentГі imaginarse quГ© habrГa ocurrido entre Ryan y su esposa. Las peores peleas, en su experiencia, ocurrГan en la cocina y el dormitorio.
–Lamento que hayas tenido que pasar por esto —dijo ella suavemente.
Ryan la estaba observando de cerca y ella le devolviГі la mirada, observando sus ojos azules pГЎlidos y penetrantes.
–Cassie, tú pareces entenderlo —le dijo.
PensГі que le iba a preguntar algo mГЎs, pero en ese momento la puerta de entrada se abriГі.
–Los niños llegaron, justo a tiempo.
ParecГa aliviado.
Cassie mirГі por la ventana. Las gotas de lluvia salpicaban el vidrio, y luego de un portazo, comenzГі a caer una frГa llovizna de invierno.
–¡Hola, papá!
Se sintieron pasos pesados sobre el piso de madera y una niГ±a delgada con short de ciclista y una camiseta deportiva verde entrГі corriendo a la cocina. Se detuvo al ver a Cassie, la mirГі de arriba a abajo, y luego se acercГі y le dio un apretГіn de manos.
–Hola. ¿Tú eres la señora que nos va a cuidar?
–Mi nombre es Cassie ¿Tú eres Madison? —preguntó Cassie.
Madison asintiГі, y Ryan alborotГі el brillante cabello castaГ±o de su hija.
–Cassie aún no se decidió a trabajar para nosotros. ¿Qué piensas? ¿Prometes portarte bien?
Madison se encogiГі de hombros.
–Tú siempre nos dices que no hagamos promesas que no podemos cumplir. Pero lo intentaré.
Ryan se rio y Cassie sonriГі ante la respuesta pГcara y honesta de Madison.
–¿En dónde está Dylan? —preguntó Ryan.
–Está en el garaje, aceitando su bicicleta. Estaba rechinando cuesta arriba y luego se le salió la cadena.
Madison respirГі hondo y caminГі hacia la puerta de la cocina.
–¡Dylan! —Gritó— ВЎVen aquГ!
Cassie escuchГі un grito a la distancia.
–¡Ya voy!
–Tardará una eternidad —dijo Madison—. Cuando se pone a reparar las bicicletas no termina más.
Cuando advirtiГі el plato de refrigerios, se dirigiГі derecho a Г©l con los ojos encendidos. Luego, al observar su contenido, suspirГі exasperada.
–Papá, hiciste sándwiches con huevo.
–¿Y cuál es el problema? —preguntó Ryan, levantando las cejas.
–Ya sabes mi opinión acerca de los huevos. Es como comer vómito en un sándwich.
Cuidadosamente, eligiГі un bollo del otro lado del plato.
–¿VГіmito en un sГЎndwich? —dijo Ryan, escandalizado y divertido—. Maddie, no deberГas decir ese tipo de cosas en frente de la visita.
–Ten cuidado, Cassie, el huevo se te pega a todo —le advirtió Madison, haciéndole un gesto impenitente a su padre.
De pronto, Cassie sintiГі un extraГ±o sentimiento de pertenencia. Estas bromas eran exactamente lo que habГa deseado. Hasta el momento, esta parecГa una familia normal y feliz, bromeando y cuidГЎndose entre ellos, aunque estaba segura de que cada uno tendrГa sus peculiaridades y dificultades. Se dio cuenta de lo nerviosa que se habГa sentido cuando pensaba que algo iba a salir mal.
AГєn no habГa probado nada de comida porque se sentГa cohibida de comer en frente de Ryan. Ahora se daba cuenta del hambre que tenГa y decidiГі probar algo, antes de que su estГіmago la avergonzara haciendo ruido.
–Seré valiente y probaré un sándwich —se ofreció.
–Gracias. Me alivia saber que alguien aprecia mis habilidades culinarias —dijo Ryan.
–Huevilidades —agregГі Madison, haciendo reГr a Cassie.
Luego se volviГі hacia ella y le dijo:
–Papá se encarga de cocinar. Pero odia limpiar.
–Eso es cierto —dijo Ryan.
Madison volviГі a respirar hondo y se dirigiГі a la puerta de la cocina.
–Dylan —gritó.
Luego agregГі, con voz normal:
–Oh, ahà estás.
Un muchacho alto y desgarbado entrГі a zancadas. TenГa el cabello castaГ±o y brilloso como su hermana, y Cassie se preguntГі si acababa de dar un estirГіn, porque parecГa ser solo extremidades y tendones.
–Hola, encantado de conocerte —le dijo a Cassie, un tanto distraГdo.
En sus rasgos juveniles, Cassie podГa ver un parecido con Ryan. TenГan la misma mandГbula pronunciada y los mismos pГіmulos bien definidos. En el rostro bello y ovalado de Madison veГa menos similitudes con Ryan, y se preguntГі cГіmo serГa el aspecto de la madre de los niГ±os. ВїHabrГa fotos de la familia en algГєn lugar de la casa? ВїO el divorcio habГa sido tan amargo que las habГan quitado?
–Debes estrecharle la mano —le recordГі Ryan a su hijo, pero Dylan dio vuelta las manos y Cassie vio que tenГa las palmas negras por el aceite.
–Ay, no. Ven aquГ.
Ryan se apresurГі a la pileta, abriГі la canilla y volcГі bastante jabГіn lГquido en las manos de su hijo.
Mientras Ryan estaba distraГdo, Cassie tomГі otro sГЎndwich.
–¿QuГ© problema tenГa la bicicleta? —preguntГі Ryan.
–Se le salГa la cadena cuando hacГa los cambios —explicГі Dylan.
–¿La arreglaste?
Ryan estaba supervisando la limpieza de las manos con preocupaciГіn.
–Sà —dijo Dylan.
Cassie esperaba que explicara mГЎs, pero no lo hizo. Ryan le alcanzГі una toalla y Г©l se secГі las manos, tomГі la mano de Cassie brevemente como saludo formal, y luego desviГі su atenciГіn hacia los refrigerios.
Dylan no dijo mucho mientras comГa, pero Cassie se sorprendiГі por la cantidad de comida que logrГі embutirse en pocos minutos. El plato estaba prГЎcticamente vacГo cuando Ryan lo puso de nuevo en el refrigerador.
–Si sigues comiendo no tendrás hambre para la cena, y estoy por hacer espaguetis a la boloñesa —dijo Ryan.
–También me comeré todos los espa-bol —prometió Dylan.
Ryan cerrГі el refrigerador.
–Bueno, niГ±os, necesito que vayan a cambiarse de ropa ahora, o pescarГЎn un resfrГo.
Cuando los niГ±os se fueron, Г©l se volviГі hacia Cassie y ella notГі que sonaba ansioso.
–¿Qué piensas? ¿Los niños son como esperabas? Son buenos niños, aunque tienen sus momentos.
A Cassie le habГan agradado los niГ±os inmediatamente. Madison, particularmente, parecГa relajada, y no se podГa imaginar que faltaran temas de conversaciГіn con esta niГ±a charlatana cerca. Dylan parecГa mГЎs complejo, una persona mГЎs tranquila e introvertida. Pero tambiГ©n podГa ser porque era mayor y casi un adolescente. Era razonable que no tuviera mucho que decirle a una niГ±era de veintitrГ©s aГ±os.
Ryan tenГa razГіn, parecГan buenos niГ±os, y mГЎs importante, Г©l parecГa ser un padre comprensivo, que ayudarГa ante cualquier problema que ocurriera.
La decisiГіn estaba tomada. AceptarГa el empleo.
–Parecen adorables. Estaré encantada de trabajar para ti durante las próximas tres semanas.
El rostro de Ryan se encendiГі.
–Ah, eso es genial. Sabes, Cassie, desde que te vi…no, desde la primera vez que hablamos, estaba deseando que aceptaras. Hay algo de tu energГa que me intriga. Me encantarГa saber por lo que has pasado, lo que te ha forjado, porque pareces…no sГ© cГіmo decirlo. Sabia. Madura. De cualquier modo, creo que mis hijos estarГЎn en muy buenas manos.
Cassie no sabГa quГ© decir. Los halagos de Ryan la habГan hecho sentirse incГіmoda.
–Los niños estarán encantados; ya veo que les agradas. Vamos a acomodar tus cosas y te haré un rápido recorrido por la casa. ¿Trajiste tus maletas? —agregó Ryan.
–SГ.
Aprovechando un momento de cese de la lluvia, Ryan la acompaГ±Гі al auto y cargГі sus pesadas maletas con facilidad hasta el vestГbulo.
–Tenemos solo un garaje que es para el Land Rover, pero es totalmente seguro estacionar en la calle. La casa es sencilla. Tenemos la sala de estar a la derecha, la cocina más adelante, y a la izquierda está el comedor, que prácticamente nunca usamos por lo que se convirtió en sala de rompecabezas, de lectura y de juegos. Como puedes ver.
MirГі para adentro y suspirГі.
–¿Quién es el adepto a los rompecabezas?
–Madison. Le encanta trabajar con las manos, manualidades, cualquier cosa que la mantenga ocupada y pueda hacer.
–¿Y le gustan los deportes? Tiene muchos talentos.
–Me temo que con Maddie, el punto débil son las tareas escolares. Necesita ayuda académica, especialmente con matemáticas. Asà que cualquier apoyo que le puedas brindar, aunque sea apoyo moral, será genial.
–¿Y Dylan?
–Es un ciclista apasionado, pero no le interesan otros deportes. Tiene una inclinación por la mecánica y es un estudiante sobresaliente. Pero no es sociable, y es un equilibrio delicado porque puede ponerse malhumorado si se siente presionado.
Cassie asintiГі, agradecida por la contribuciГіn a sus nuevas obligaciones.
–Aquà está tu dormitorio. Dejemos las maletas.
El pequeГ±o dormitorio tenГa una hermosa vista al mar. Estaba decorado en turquesa y blanco, y parecГa ordenado y acogedor. Ryan colocГі su maleta mГЎs grande a los pies de la cama y la mГЎs pequeГ±a sobre una butaca a rayas.
–El baГ±o de huГ©spedes estГЎ al final del corredor. El dormitorio de Madison estГЎ a la derecha, el de Dylan a la izquierda, y al final el mГo. Hay un lugar mГЎs que debo mostrarte.
La acompaГ±Гі hasta el vestГbulo y se dirigieron a la sala de estar. A travГ©s de las puertas de vidrio Cassie vio un balcГіn cubierto, con muebles de hierro forjado.
–¡Vaya! —susurró.
La vista al mar desde este punto panorГЎmico era bellГsima. HabГa una caГda espectacular hacia el ocГ©ano y podГa escuchar a las olas romper sobre las rocas.
–Este es mi espacio de tranquilidad. Todas las noches, despuГ©s de la cena, me siento aquГ para relajarme, habitualmente con una copa de vino. Eres bienvenida a hacerme compaГ±Гa cualquier noche que elijas. El vino es opcional, pero la ropa abrigada a prueba de viento es obligatoria. El balcГіn tiene un techo sГіlido pero no es acristalado. PensГ© en hacerlo, pero me di cuenta de que no podГa. AhГ afuera, con el sonido del mar e incluso con las rГЎfagas de espuma en las noches de tormenta, te sientes tan conectado con el ocГ©ano. Echa un vistazo.
AbriГі la puerta corrediza.
Cassie saliГі al balcГіn y se dirigiГі al borde, tomada de la baranda de acero.
Mientras lo hacГa, un mareo la inundГі, y de pronto no estaba mirando a una playa en Devon.
Estaba inclinada sobre un parapeto de piedra, observando con horror al cuerpo arrugado allГ abajo, llena de pГЎnico y confusiГіn.
PodГa sentir la piedra frГa en los dedos.
RecordГі el aroma a perfume que persistГa en el opulento dormitorio, y que habГa sentido que hervГa de nГЎuseas y que sus piernas estaban tan dГ©biles que se iba a desmoronar. RecordГі tambiГ©n que no habГa podido rememorar de quГ© manera se habГan desarrollado los hechos de la noche anterior. Sus pesadillas, siempre terribles, habГan empeorado y se habГan vuelto mГЎs vГvidas luego de aquel panorama estremecedor, lo que le habГa impedido determinar exactamente en dГіnde terminaban los sueГ±os, y comenzaban los recuerdos.
Cassie pensaba que habГa dejado atrГЎs a esa persona aterrorizada, pero ahora, mientras la oscuridad se apresuraba a tragarla, entendГa que los recuerdos y el miedo se habГan convertido en una parte de ella.
–No —intentГі gritar, pero su voz parecГa venir de un lugar distante y lejano, y todo lo que emitiГі fue un susurro desgarrado e inaudible.
CAPГЌTULO CUATRO
—AsГ, tranquila. Solo respira. Inhala, exhala, inhala, exhala.
Cassie abriГі los ojos y se encontrГі mirando a los sГіlidos tablones de madera de la plataforma.
Estaba sentada sobre el suave almohadГіn de una de las sillas de hierro forjado, con la cabeza sobre las rodillas. Unas manos firmes le sujetaban los hombros, dГЎndole apoyo.
Era Ryan, su nuevo jefe. Sus manos, su voz.
ВїQuГ© habГa hecho? HabГa entrado en pГЎnico y habГa hecho el ridГculo. RГЎpidamente, se esforzГі para erguirse.
–Con calma, lentamente.
Cassie respirГі con dificultad. La cabeza le daba vueltas y sentГa como si estuviera teniendo una experiencia extracorporal.
–Acabas de tener un importante ataque de vГ©rtigo. Por un momento, pensГ© que te caerГas de la baranda —dijo Ryan—. LogrГ© atraparte antes de que te desmayaras. ВїCГіmo te sientes?
ВїCГіmo se sentГa?
Helada, aturdida y avergonzada por lo que habГa ocurrido. HabГa estado desesperada por causar una buena impresiГіn y por estar a la altura de los halagos de Ryan. En cambio, lo habГa arruinado y tendrГa que explicar por quГ©.
Aunque, ВїcГіmo podrГa hacerlo? Si Г©l supiera los horrores por los que habГa pasado, y que su exjefe estaba por a ir a juicio por homicidio en este preciso momento, quizГЎs Г©l cambiara de opiniГіn acerca de ella y creyera que era demasiado inestable para cuidar de sus hijos, en un momento en el que ellos necesitan estabilidad. Incluso un ataque de pГЎnico podГa ser causa de preocupaciГіn.
Era mejor seguirle la corriente con lo que Г©l habГa asumido: que habГa tenido un ataque de vГ©rtigo.
–Me siento mucho mejor —le respondió—. Lo siento mucho. DebГ haber recordado que tengo vГ©rtigo severo luego de pasar un tiempo sin estar en las alturas. Suele mejorar. En un dГa o dos estarГ© bien aquГ afuera.
–Es bueno saberlo, pero mientras tanto debes tener cuidado. ¿Estás bien como para ponerte de pie ahora? Mantente aferrada a mi brazo.
Cassie se levantГі, apoyГЎndose en Ryan hasta que estuvo segura de que sus piernas la sostendrГan, y luego Г©l la guiГі lentamente hacia la sala de estar.
–Ahora estoy bien.
–¿Estás segura?
Sostuvo su brazo por un tiempo mГЎs antes de soltarlo.
–Ahora tómate un tiempo para desempacar, descansar, instalarte, y tendré la cena pronta antes de las seis y media.
*
Cassie se tomГі su tiempo para desempacar, asegurГЎndose de guardar sus pertenencias de forma ordenada en el singular armario, y de que su medicaciГіn estuviese escondida al fondo del cajГіn del escritorio. No creГa que la familia fuese a revisar sus cosas cuando ella no estuviese allГ, pero no querГa responder preguntas incГіmodas acerca de la medicaciГіn que tomaba para la ansiedad, especialmente despuГ©s del ataque de pГЎnico que habГa tenido mГЎs temprano.
Al menos se habГa recuperado del ataque rГЎpidamente y eso debГa ser una seГ±al de que su ansiedad estaba bajo control. Hizo una nota mental para tomar las pastillas de la noche antes de ir a cenar con la familia, por si acaso.
El delicioso aroma a ajo y carne cocida flotaba por la casa mucho antes de las seis y media. Cassie esperГі hasta las seis y cuarto, y luego se puso una de sus blusas mГЎs bonitas, con cuentas en el cuello, brillo labial y un poco de mГЎscara de pestaГ±as. QuerГa que Ryan la viera en su mejor versiГіn. Se dijo a sГ misma que era importante dar una buena impresiГіn por el ataque de pГЎnico de mГЎs temprano, pero cuando recordГі el momento en el porche, se dio cuenta de que lo que recordaba mГЎs claramente era la sensaciГіn de los brazos tonificados y musculosos de Ryan cuando la sostenГan.
Se volviГі a marear al recordar lo fuerte, pero tambiГ©n amable, que habГa sido con ella.
Al salir de su habitaciГіn, Cassie se topГі con Madison, quien se dirigГa a la cocina con entusiasmo.
–La comida tiene un aroma exquisito —le dijo Madison a Cassie.
–¿Es tu comida favorita?
–Bueno, me encantan los espa-bol que hace papá, pero no los de los restaurantes. No los hacen igual. Asà que creo que esta es mi comida casera favorita, y la segunda favorita es pollo al horno, y la tercera es pastel de salchichas. Cuando salimos a cenar, me encanta el pescado y papas fritas, que aquà lo hacen en todos lados, y me encanta la pizza, y odio las hamburguesas, que son la comida favorita de Dylan, pero creo que las hamburguesas de restaurante son un asco.
–¿QuГ© es pastel de salchichas? —preguntГі Cassie con curiosidad, adivinando que debГa tratarse de un plato tradicional inglГ©s.
–¿Nunca lo probaste? Son salchichas horneadas en una especie de pastel hecho con huevos, harina y leche. Tienes que comerlo con un montón de salsa de carne. O sea, un montón. Y con arvejas y zanahorias.
Conversaron hasta llegar a la cocina. La mesa de madera estaba servida para cuatro y Dylan ya estaba sentado en su lugar, sirviГ©ndose un vaso de jugo de naranja.
–Las hamburguesas no son un asco. Son el alimento de los dioses —argumentó.
–En la escuela, la maestra dice que estГЎn hechas mГЎs que nada con cereales y partes de animales que no comerГas normalmente, finamente triturados.
–Tu maestra está equivocada.
–¿Cómo puede estar equivocada? Eres un estúpido por decirlo.
Cassie estuvo a punto de intervenir al pensar que el insulto de Madison era demasiado personal, pero Dylan replicГі primero.
–Oye, Maddie —le advirtió Dylan, apuntándola con el dedo—. Estás conmigo o estás en mi contra.
Cassie no pudo descifrar lo que querГa decir con eso, pero Madison puso los ojos en blanco y le sacГі la lengua antes de sentarse.
–¿Necesitas ayuda, Ryan?
Cassie se acercГі al horno, en donde Ryan estaba retirando del fuego una cacerola de pasta hirviendo.
La mirГі y sonriГі.
–Está todo bajo control, o eso espero. La cena estará lista en treinta segundos. Vamos, niños. Tomen sus platos y comencemos a servir.
–Me gusta tu blusa, Cassie —dijo Madison.
–Gracias. Me la compré en Nueva York.
–Nueva York. Guau, me encantarГa ir allà —dijo Madison con los ojos grandes.
–Los estudiantes de bachillerato de economГa viajaron en junio en un viaje escolar —dijo Dylan—. Estudia economГa y quizГЎs tГє tambiГ©n vayas.
–¿Incluye matemáticas? —preguntó Madison.
Dylan asintiГі.
–Odio las matemГЎticas. Son aburridas y difГciles.
–Bueno, entonces no irás.
Dylan volviГі su atenciГіn al plato llenГЎndolo de comida, mientras Ryan enjuagaba los utensilios de cocina en la pileta.
Al ver que Madison parecГa soliviantada, Cassie cambiГі de tema.
–Tu padre me dijo que te encantan los deportes. ¿Cuál es tu preferido?
–Correr y hace gimnasia. Me gusta mucho el tenis, comenzamos este verano.
–¿Y tú eres ciclista? —le preguntó Cassie a Dylan.
Г‰l asintiГі, agregando queso rallado a su comida.
–Dylan quiere ser profesional y un dГa ganar el Tour de Francia —dijo Madison.
Ryan se sentГі en la mesa.
–Lo más probable es que descubras una complicada fórmula matemática y obtengas una beca completa para la Universidad de Cambridge —dijo él, mirando a su hijo con afecto.
Dylan sacudiГі la cabeza.
–Tour de Francia hasta el final, papá —insistió.
–Primero la universidad —replicó Ryan con voz firme, y Dylan respondió con un gruñido.
Madison interrumpiГі y pidiГі mГЎs jugo, y Cassie le sirviГі mientras pasaba el breve momento de discordia.
Cassie dejГі que la conversaciГіn le resbalara y comiГі su comida que estaba deliciosa. DecidiГі que nunca habГa conocido a alguien como Ryan. Era muy hГЎbil y cariГ±oso. Se preguntГі si los niГ±os sabrГan lo afortunados que eran al tener a un padre que cocinaba para su familia.
Luego de la cena se ofreciГі a limpiar, lo que principalmente implicaba llenar el enorme lavavajillas de Гєltima generaciГіn. Ryan le explicГі que los niГ±os tenГan permitido una hora de televisiГіn despuГ©s de la cena si habГan terminado sus tareas, y que apagaba el Wi-Fi a la hora de irse a la cama.
–Es perjudicial para estos e-dolescentes estar mandando mensajes de texto toda la noche —dijo él—. Y lo harán si tienen la oportunidad. La hora de irse a la cama es la hora de irse a dormir.
A las ocho treinta, los niГ±os se fueron obedientemente a la cama.
Dylan le dijo brevemente “Buenas noches”, y que se levantarГa muy temprano para andar en bicicleta por el pueblo con sus amigos.
–¿Quieres que te despierte? —le preguntó Cassie.
Г‰l sacudiГі la cabeza.
–No es necesario, gracias —dijo, antes de cerrar la puerta de su dormitorio.
Madison estaba mГЎs parlanchina, y Cassie pasГі un rato sentada en su cama escuchando sus ideas de lo que podГan hacer maГ±ana y de cГіmo estarГa el clima.
–Hay una tienda de dulces en el pueblo, en donde venden los bastones dulces a rayas más deliciosos. Son como pequeños bastones y tienen gusto a menta. Papá no nos deja ir muy seguido, pero quizás nos deje mañana.
–Le preguntaré —prometió Cassie, antes de asegurarse de que la niña estuviese cómoda para dormir, traerle un vaso de agua y apagarle la luz.
Mientras cerraba suavemente la puerta del dormitorio de Madison, recordГі la primera noche en su trabajo anterior. El agotamiento la habГa sumido en un sueГ±o profundo y habГa tardado en atender a la niГ±a mГЎs pequeГ±a cuando esta habГa tenido una pesadilla. AГєn podГa sentir el dolor y la sorpresa de la bofetada que habГa recibido como resultado. DeberГa haberse marchado inmediatamente, pero no lo hizo.
Cassie estaba segura de que Ryan nunca le harГa algo asГ. Ni siquiera podГa imaginarlo dando una reprimenda verbal.
Al pensar en Ryan, recordГі la copa de vino en el porche, y titubeГі. Estaba tentada a pasar mГЎs tiempo con Г©l, pero no sabГa si debГa.
ВїEra verdad lo que Г©l le habГa dicho, que era bienvenida a acompaГ±arlo? ВїO se lo habГa ofrecido solo por cortesГa?
Con la indecisiГіn aГєn agitГЎndose en su mente, se encontrГі poniГ©ndose su chaqueta mГЎs gruesa. PodrГa tantear el terreno, ver cГіmo respondГa Г©l. Si parecГa que Г©l no querГa compaГ±Гa, se podГa quedar a tomar algo rГЎpido y luego irse a la cama.
Se dirigiГі por el pasillo, aГєn agonizando por su decisiГіn. Como empleada, no estaba bien tomar una copa de vino con su jefe despuГ©s del trabajo, Вїo sГ? Si querГa ser totalmente profesional, debГa irse a la cama. Sin embargo, Ryan habГa sido muy complaciente ante su falta de visa y habГa prometido pagarle en efectivo, por lo que los lГmites del profesionalismo ya estaban borrosos.
Ella era una amiga de la familia, era lo que Ryan habГa dicho. Y tomar una copa de vino despuГ©s de la cena es exactamente lo que hacen los amigos.
Ryan parecГa encantado de verla. Alivio y entusiasmo se desataron en su interior al ver su sonrisa cГЎlida y genuina.
Se levantГі, la tomГі del brazo y la ayudГі a caminar al otro lado del porche, asegurГЎndose de que estuviera cГіmoda y segura en una silla.
El corazГіn le dio un vuelco al ver que Г©l habГa colocado una copa de vino extra sobre la bandeja.
–¿Te gusta el Chardonnay?
Cassie asintiГі.
–Me encanta.
–A decir verdad, no tengo un buen paladar para el vino y mi preferido es el tinto común y áspero, pero un cliente agradecido me regaló esta caja maravillosa luego de un viaje de pesca exitoso. Lo estoy disfrutando de a poco. Salud.
Se inclinГі y tocГі su copa con la de Г©l.
–Cuéntame más acerca de tu negocio —dijo Cassie.
–FundГ© South Winds Sailing hace doce aГ±os, despuГ©s de que naciГі Dylan. Que Г©l viniera al mundo hizo que repensara mi propГіsito y quГ© podГa ofrecerles a mis hijos. Estuve tres aГ±os en la Marina Real despuГ©s de la secundaria y con el tiempo lleguГ© a ser oficial de cubierta de la marina mercante. El mar estГЎ en mi sangre y nunca me imaginГ© viviendo o trabajando tierra adentro.
Cassie asintiГі mientras Г©l continuaba.
–Cuando nació Dylan, el turismo en la zona estaba en auge, asà que presenté mi renuncia. En ese momento era jefe de obra en un astillero en Cornwall. Compré mi primer bote y el segundo poco tiempo después, y hoy soy dueño de una flota de dieciséis botes de varios tamaños y formas. Lanchas, veleros, paddle boards, y el tesoro más valioso es un yate de alquiler nuevo que es muy popular entre los clientes corporativos.
–Eso es sorprendente —dijo Cassie.
–Ha sido un viaje fantГЎstico. El negocio me ha dado mucho. Un buen ingreso, una vida maravillosa y un hermoso hogar que diseГ±Г© en base a un sueГ±o que tenГa, aunque afortunadamente el arquitecto suavizГі los elementos mГЎs alocados, si no la casa probablemente ya se hubiera caГdo por el acantilado.
Cassie se riГі.
–Tu negocio debe requerir mucho trabajo —observó ella.
–Ah sà —Ryan dejГі su copa y observГі el mar—. Como propietario de un negocio, haces sacrificios constantemente. Trabajas muchГsimas horas. Pocas veces tengo un fin de semana libre. Hoy le pedГ al supervisor que me reemplazara porque venГas tГє. Creo que esa fue la razГіn…
Se volviГі hacia ella y la mirГі a los ojos con seriedad.
–Creo que esa fue la razón por la que mi matrimonio finalmente fracasó.
Cassie sintiГі un cosquilleo ante la expectativa de que Г©l se sincerara con ella. AsintiГі comprensiva, con la esperanza de que siguiera hablando, y luego de un momento, Г©l continuГі.
–Cuando los niГ±os eran mГЎs chicos, para Trish, mi esposa, era mГЎs fГЎcil entender que yo tenГa que priorizar mi trabajo. A medida que fueron creciendo y se volvieron mГЎs independientes, ella quiso que yo…bueno, que reemplazara la presencia de ellos en su vida, supongo. Me exigГa apoyo emocional, tiempo y atenciГіn a un nivel excesivo. Me resultaba agotador, y eso empezГі a causar conflicto. Era una mujer fuerte. Eso fue lo primero que me atrajo de ella, pero las personas pueden cambiar, y creo que ella lo hizo.
–Eso parece muy triste —dijo Cassie.
Su copa estaba prГЎcticamente vacГa, y Ryan la volviГі a llenar antes de colmar la suya.
–Fue devastador. No puedo explicar lo tumultuoso que ha sido todo este tiempo. Cuando amas a alguien, no la dejas ir fГЎcilmente, y cuando el amor se va, lo buscas constantemente. Rogando, rezando poder recuperar lo que valorabas tanto. Lo intentГ©, Cassie. IntentГ© con todo lo que tenГa, y cuando era evidente que no estaba funcionando, me sentГ derrotado.
Cassie se encontrГі inclinada hacia Г©l.
–Es atemorizante que eso pueda ocurrir.
–Elegiste la palabra correcta. Es aterrador. TerminГ© sintiГ©ndome un inepto y totalmente a la deriva. No me tomo el compromiso a la ligera. Para mГ, es para siempre. Cuando Trish se fue, tuve que redefinir la percepciГіn que tenГa de mГ mismo.
Cassie pestaГ±eГі con fuerza. PodГa sentir la angustia en su voz. El dolor que estaba atravesando parecГa una herida abierta y reciente. PensГі que habГa que tener un coraje inmenso para esconderla debajo de un exterior alegre y jocoso.
Estaba a punto de decirle a Ryan cuГЎnto lo admiraba por la fuerza que demostraba ante la adversidad, pero se detuvo justo a tiempo al darse cuenta que ese comentario era demasiado atrevido. Apenas conocГa a Ryan y no tenГa derecho a hacer esas observaciones tan personales a su jefe, luego de estar solo un par de horas con Г©l.
ВїEn quГ© estaba pensando, si es que estaba pensando?
DecidiГі que el vino se le estaba subiendo a la cabeza y que debГa elegir sus palabras con cuidado. Que Ryan fuese guapo, inteligente y atento no era excusa para que ella se comportara como una adolescente deslumbrada frente a Г©l. Eso tenГa que terminar, o acabarГa avergonzГЎndose terriblemente, o algo aГєn peor.
–Supongo que ahora es mejor que te deje ir a la cama—dijo Ryan, dejando su copa vacГa—. Debes estar exhausta despuГ©s del viaje y de conocer a mis dos hooligans. Gracias por venir a acompaГ±arme. Significa mucho para mГ poder hablar contigo de esta manera.
–Ha sido un final del dГa placentero y una manera muy agradable de relajarse —asintiГі Cassie.
No se sentГa para nada relajada. Estaba energizada por la intimidad de la conversaciГіn. Mientras se levantaban y se dirigГan hacia adentro, no podГa parar de pensar en lo que Г©l habГa compartido con ella.
De vuelta en su dormitorio, echГі un vistazo a los mensajes, sintiГ©ndose agradecida de que en esta casa hubiese conexiГіn a internet. En el Гєltimo lugar que habГa trabajado no tenГa seГ±al en el celular, y eso la habГa llevado a estar completamente aislada. Antes de eso, no se habГa dado cuenta de lo aterrador que era no poder comunicarse con el mundo exterior cuando lo necesitaba.
En su telГ©fono, Cassie vio que habГa un par de saludos, y uno o dos memes de sus amigos en Estados Unidos.
Entonces, vio otro mensaje que habГa recibido mГЎs temprano esa noche. Era de un nГєmero de celular desconocido del Reino Unido, lo que hizo que se alarmara al verlo. Cuando lo abriГі, sintiГі que un terror frГo le contraГa el estГіmago.
El breve mensaje decГa: “Ten cuidado”.
CAPГЌTULO CINCO
Cassie pensГі que iba a dormir bien en su acogedora habitaciГіn, Гєnicamente con el sonido de las olas. Estaba segura de que lo hubiera hecho, de no haber sido por el mensaje desconcertante que le habГan enviado de un nГєmero desconocido, cuando estaba en el porche con Ryan.
Alarmada, lo primero que pensГі fue que estaba relacionado con el juicio por homicidio que tenГa que enfrentar su exjefe, que de alguna forma la habГan implicado y que la estaban buscando. IntentГі leer las Гєltimas noticias, pero comprobГі con frustraciГіn que Ryan ya habГa desconectado el Wi-Fi.
Dio vueltas en la cama, preocupada por lo que podГa significar y por quiГ©n lo habrГa enviado, e intentando tranquilizarse, pensando que probablemente era nГєmero equivocado y estaba dirigido a otra persona.
*
Luego de una noche sin dormir, logrГі deslizarse en un sueГ±o inquieto, y se despertГі con el sonido de su alarma. TomГі su telГ©fono y comprobГі con alivio que tenГa seГ±al.
Antes de levantarse, buscГі noticias acerca del juicio.
Cassie se enterГі de que se habГa solicitado un aplazamiento y que el juicio se reanudarГa en dos semanas. En una bГєsqueda mГЎs minuciosa, descubriГі que esto habГa sido a causa de la defensa, que necesitaba mГЎs tiempo para contactar a nuevos testigos.
El miedo le produjo malestar.
VolviГі a leer el extraГ±o mensaje, “Ten cuidado”, y se preguntГі si debГa responderle y preguntar quГ© querГa decir, pero en algГєn momento durante la noche el remitente debГa haberla bloqueado porque no podГa responderle.
Con desesperaciГіn, intentГі llamar a ese nГєmero.
Se cortГі inmediatamente. Claramente, tambiГ©n habГa bloqueado sus llamadas.
Cassie suspirГі con frustraciГіn. Cortar la comunicaciГіn parecГa mГЎs acoso que una verdadera amenaza. Iba a optar por pensar que se trataba de un nГєmero equivocado, que el remitente se habГa dado cuenta demasiado tarde y como resultado la habГa bloqueado.
Ligeramente reconfortada, se levantГі de la cama y fue a despertar a los niГ±os.
Dylan ya se habГa levantado, y Cassie supuso que debГa haberse ido a andar en bicicleta. Con la esperanza de que no lo tomara como una intrusiГіn, entrГі, puso en orden el cobertor y las almohadas y recogiГі la ropa que habГa descartado.
Los estantes estaban atiborrados con una enorme variedad de libros, incluyendo varios de ciclismo. Dos peces dorados nadaban en una pecera arriba de la biblioteca, y en una mesa grande cerca de la ventana habГa una conejera. Un conejo gris desayunaba lechuga y Cassie lo observГі alegremente por un momento.
DejГі la habitaciГіn y tocГі la puerta del dormitorio de Madison.
–Dame diez minutos —respondió la niña, soñolienta, entonces Cassie se dirigió a la cocina a preparar el desayuno.
AllГ vio que Ryan habГa dejado un fajo de billetes debajo del salero, con una nota escrita a mano: “Me fui a trabajar. ВЎSal con los niГ±os y diviГ©rtanse! Vuelvo esta noche”.
Cassie colocГі una rebanada de pan en la bonita tostadora con diseГ±o floral y llenГі la caldera. Mientras estaba ocupada preparando cafГ© entrГі Madison, envuelta en una bata color rosa y bostezando.
–Buen dГa —la saludГі Cassie.
–Buen dГa. Me alegra que estГ©s aquГ. Todos se levantan tan temprano en esta casa —se quejГі.
–¿Quieres café? ¿Té? ¿Jugo?
–Té, por favor.
–¿Tostadas?
Madison sacudiГі la cabeza.
–No tengo hambre aún, gracias.
–¿QuГ© te gustarГa hacer hoy? Tu padre me dijo que fuГ©ramos a algГєn lado —dijo Cassie mientras le servГa tГ© a Madison como ella se lo habГa pedido: con un chorrito de leche y sin azГєcar.
–Vayamos al pueblo —dijo Madison—. Es divertido los fines de semana. Hay mucho para hacer.
–Buena idea, ¿Sabes cuándo vuelve Dylan?
–Habitualmente sale por una hora.
Madison envolviГі el tazГіn con las manos y soplГі el lГquido humeante.
Cassie estaba impresionada por lo independientes que parecГan ser los niГ±os. Claramente, no estaban acostumbrados a que los sobreprotegieran. Supuso que el pueblo era lo suficientemente pequeГ±o y seguro para que ellos lo consideraran como una extensiГіn de su hogar.
Dylan volviГі poco tiempo despuГ©s, y a las nueve ya estaban vestidos y prontos para salir. Cassie asumiГі que irГan en auto, pero Dylan le aconsejГі lo contrario.
–Es difГcil encontrar estacionamiento los fines de semana. Habitualmente vamos caminando, son solo dos kilГіmetros y medio, y volvemos en autobГєs. Circula cada dos horas asГ que solo hay que calcular bien el horario.
La caminata al pueblo no podГa haber sido mГЎs pintoresca. Cassie estaba encantada con las vistas intercaladas al mar y las casas pintorescas a lo largo del camino. PodГa escuchar las campanas de una iglesia a la distancia. El aire era puro y fresco, e inhalar el aroma del mar era puro placer.
Madison iba saltando adelante, seГ±alando las casas de la gente que conocГa, que parecГa ser casi todo el mundo.
Algunas personas que pasaban en auto los saludaban con la mano, y una mujer detuvo su Range Rover y se ofreciГі a llevarlos.
–No, gracias, señora O’Donoghue, nos gusta caminar —respondió Madison—. ¡Aunque quizás la necesitemos a la vuelta!
–¡Estaré atenta para encontrarlos! —prometió la mujer con una sonrisa antes de alejarse.
Madison le explicГі que la mujer y su esposo vivГan mГЎs en el interior y que tenГan una pequeГ±a granja orgГЎnica.
–Hay una tienda que vende sus productos en el pueblo, y a veces también tienen dulce de chocolate casero —dijo Madison.
–Definitivamente la visitaremos —prometió Cassie.
–Sus hijos son afortunados. Van a un internado en Cornwall. Ojalá pudiera hacerlo —dijo Madison.
Cassie frunciГі el ceГ±o, preguntГЎndose por quГ© Madison querrГa pasar lejos de una vida tan perfecta. A menos, quizГЎs, que el divorcio la hubiese hecho sentir insegura y quisiera estar rodeada de una comunidad mГЎs grande.
–¿Estás contenta con tu escuela actual? —le preguntó, por si acaso.
–Ah sГ, es genial, excepto porque tengo que estudiar —dijo Madison.
Cassie sintiГі alivio de que no hubiera un problema oculto, como acoso escolar.
Las tiendas eran tan singulares como habГa esperado. HabГa algunas que vendГan aparejos de pesca, ropa abrigada y artГculos deportivos. Cassie recordГі haber tenido las manos frГas cuando tomaban unas copas de vino con Ryan la noche anterior y se probГі un lindo par de guantes, pero ante el estado de sus finanzas y la falta de dinero disponible, decidiГі que serГa mejor esperar y comprar un par mГЎs barato.
El aroma a pan horneado los atrajo a una pastelerГa en la vereda de enfrente. DespuГ©s de discutirlo con los niГ±os, comprГі un pan de masa madre y un pastel de pacanas para llevarse a casa.
La Гєnica desilusiГіn de la maГ±ana fue la tienda de dulces.
Cuando Madison marchГі con expectativa hasta la puerta, se detuvo alicaГda.
La tienda estaba cerrada, con una nota escrita a mano y pegada en el vidrio que decГa: “Estimados Clientes: este fin de semana no estaremos en el pueblo, ВЎtenemos un cumpleaГ±os familiar! Volveremos el martes para servirles sus exquisiteces favoritas”.
Madison suspirГі tristemente.
–Habitualmente, la hija es la que se encarga de la tienda cuando ellos no están. Supongo que fueron todos a la estúpida fiesta.
–Supongo que sГ. No importa. Podemos volver la semana que viene.
–Falta mucho para eso.
Con la cabeza gacha, Madison se volteГі y Cassie se mordiГі el labio ansiosamente. Estaba desesperada por que esta salida fuese un Г©xito. Se habГa estado imaginando cГіmo se iluminarГa el rostro de Ryan mientras hablaban de su alegre dГa, y cГіmo quizГЎs la mirara a ella con gratitud, o incluso la halagara.
–Vendremos la semana que viene —repitiГі, a sabiendas de que era un pequeГ±o consuelo para una niГ±a de nueve aГ±os que creГa que comerГa bastones de menta en su futuro inmediato—. Y quizГЎs encontremos dulces en las otras tiendas —agregГі.
–Vamos, Maddie —dijo Dylan con impaciencia, y la tomó de la mano, alejándola de la tienda.
MГЎs adelante, Cassie vio la tienda de la que Madison habГa hablado, que pertenecГa a la seГ±ora que les habГa ofrecido llevarlos al pueblo.
–Una última parada aquà y luego decidimos en dónde almorzar —dijo ella.
Pensando en las prГіximas cenas saludables y en los refrigerios, Cassie eligiГі algunas bolsas con verduras rebanadas, una bolsa de peras y frutas secas.
–¿Podemos comprar castañas? —Preguntó Madison— Asadas en el fuego son deliciosas. Hicimos eso el invierno pasado, con mi mamá.
Era la primera vez que uno de ellos mencionaba a su madre, y Cassie esperГі ansiosamente, observando a Madison para ver si el recuerdo la entristecГa o si era una seГ±al de que querГa hablar del divorcio. Para su alivio, la niГ±a parecГa tranquila.
–Claro que sГ. Es una linda idea.
Cassie agregГі una bolsa a su canasto.
–Mira, ¡ahà tienen dulce de chocolate!
Madison seГ±alaba con entusiasmo y Cassie supuso que el momento habГa pasado. Pero al haber mencionado a su madre una vez habГa roto el hielo, y quizГЎs quisiera hablar de eso mГЎs tarde. Cassie se recordГі estar atenta a cualquier seГ±al. No querГa dejar pasar la oportunidad de ayudar a los niГ±os en ese momento difГcil.
Las bolsas estaban en el mostrador que estaba cerca de la caja, junto con otros dulces. HabГa manzanas acarameladas, dulce de chocolate, caramelos de menta, bolsitas de delicias turcas e incluso bastones en miniatura.
–Dylan y Madison, ВїquГ© les gustarГa? —les preguntГі.
–Una manzana acaramelada, por favor. Y dulce de chocolate y uno de esos bastones —dijo Madison.
–Una manzana acaramelada, dos bastones, dulce de chocolate y delicias turcas —agregó Dylan.
–Creo que quizás dos dulces para cada uno es suficiente o les arruinará el almuerzo —dijo Cassie, recordando que en esta familia no se alentaba el exceso de dulces.
TomГі dos manzanas acarameladas y dos paquetes de dulce de chocolate del exhibidor.
–¿Crees que tu padre quiera algo?
SintiГі una rГЎfaga de calor al hablar de Ryan.
–Le gustan los frutos secos —dijo Madison, y señaló unos anacardos asados en exhibición—. Esos son sus favoritos.
Cassie agregГі una bolsa al canasto y se dirigiГі a la caja registradora.
–Buenas tardes —saludГі a la vendedora, una joven rubia y regordeta con una etiqueta que decГa “Tina”, quien le sonriГі y saludГі a Madison por el nombre.
–Hola, Madison. ¿Cómo está tu papá? ¿Ya salió del hospital?
Cassie mirГі con preocupaciГіn a Madison. ВїSe trataba de algo que no le habГan contado? Pero Madison estaba confundida y con el ceГ±o fruncido.
–No estuvo internado.
–Ah, lo siento, debe haber sido un malentendido. La última vez que estuvo aquà dijo…—empezó a explicar Tina.
Madison la interrumpiГі, mirando a la cajera con curiosidad mientras registraba las compras.
–Estás gorda.
Horrorizada por la falta de tacto del comentario, Cassie sintiГі que se ruborizaba tanto como Tina.
–Lo siento mucho —tartamudeó como disculpa.
–Está bien.
Cassie vio que Tina parecГa abatida por el comentario. ВїQuГ© le habГa sucedido a Madison? ВїEs que no le habГan enseГ±ado a no decir esas cosas? ВїEra demasiado pequeГ±a para darse cuenta de lo dolorosas que eran sus palabras?
Al ver que con mГЎs disculpas no rescatarГan la situaciГіn, tomГі su cambio y saliГі de la tienda a empujones con la niГ±a, antes de que pudiera pensar en otra cosa personal y ofensiva para decir.
–No es amable decir cosas asà —le explicГі cuando nadie podГa escucharlas.
–¿Por qué? —Preguntó Madison— Es la verdad. Está mucho más gorda que cuando la vi en las vacaciones de agosto.
–Siempre es mejor no decir nada cuando notas algo asГ, sobre todo si hay otras personas escuchando. PodrГa tener un…un problema glandular o estar tomando medicaciГіn que la haga engordar, como la cortisona. O podrГa estar embarazada y no querer que nadie lo sepa aГєn.
EchГі un vistazo a su izquierda, en donde estaba Dylan, para ver si Г©l estaba escuchando, pero estaba hurgando en sus bolsillos y parecГa preocupado.
Madison frunciГі el ceГ±o mientras pensaba.
–Está bien —dijo—. Lo recordaré la próxima vez.
Cassie soltГі un suspiro de alivio al ver que habГa entendido su razonamiento.
–¿Quieres una manzana acaramelada?
Cassie le alcanzГі a Madison su manzana acaramelada, quien la puso en el bolsillo, y le extendiГі la otra a Dylan. Pero cuando se la ofreciГі, Г©l la rechazГі haciendo un gesto con la mano.
Cassie lo observГі incrГ©dula y vio que desenvolvГa uno de los bastones de la tienda que acababan de visitar.
–Dylan… —empezó.
–Ay no, yo querГa uno de esos —se quejГі Madison.
–Te conseguà uno.
Dylan buscГі en el bolsillo mГЎs profundo de su saco y, para el horror de Cassie, sacГі varios mГЎs.
–Aquà tienes—dijo él, y le dio uno.
–¡Dylan!
De pronto, Cassie se sintiГі sin aliento, y su voz era aguda y nerviosa. TenГa la mente acelerada, mientras se esforzaba por entender lo que acababa de ocurrir. ВїHabГa malinterpretado la situaciГіn?
No. No habГa manera de que Dylan hubiese comprado los dulces. Luego del comentario bochornoso de Madison, los habГa sacado a empujones de la tienda. No habГa habido tiempo para que Dylan pagara, y ademГЎs la vendedora no era muy hГЎbil manejando la anticuada caja registradora.
–¿SГ? —le preguntГі Г©l inquisitivamente, y Cassie sintiГі un escalofrГo al ver que no habГa rastro de emociГіn en sus pГЎlidos ojos azules.
–Creo…creo que quizás te hayas olvidado de pagar eso.
–No pagué —dijo con indiferencia.
Cassie se lo quedГі mirando, conmocionada y sin palabras.
Dylan acababa de admitir frГamente que habГa robado mercaderГa.
Nunca se hubiese imaginado que el hijo de Ryan hiciera algo asГ. Esto superaba el alcance de su experiencia y no sabГa cГіmo debГa reaccionar. Estaba conmovida porque su impresiГіn de una familia perfecta, en la que habГa creГdo, estaba muy lejos de la realidad. ВїCГіmo podГa haber estado tan equivocada?
El hijo de Ryan acababa de cometer un delito. Peor aГєn, no demostraba nada de remordimiento, ni vergГјenza, ni siquiera una seГ±al de que entendГa la dimensiГіn de sus acciones. Г‰l la observaba con calma, aparentemente despreocupado por lo que habГa hecho.
CAPГЌTULO SEIS
Mientras Cassie estaba paralizada por la sorpresa y sin saber cГіmo manejar el robo de Dylan, se dio cuenta de que Madison ya se habГa decidido.
–No voy a comer un dulce robado —anunció la niña—. Te lo devuelvo.
Le extendiГі el bastГіn a Dylan.
–¿Por quГ© me lo devuelves? Lo tomГ© para ti porque querГas un bastГіn y en la primera tienda no habГa, y luego Cassie fue muy tacaГ±a y no te quiso comprar uno.
Dylan hablaba en tono ofendido, como si esperara que le agradecieran por salvarlas de un apuro.
–SГ, pero no quiero uno robado.
Madison se lo devolviГі y se cruzГі de brazos.
–Si no lo quieres, no te lo volveré a ofrecer.
–Dije que no.
Con el mentГіn hacia afuera, Madison se alejГі.
–Estás conmigo o estás en mi contra. Tú sabes lo que siempre dice mamá —le gritó Dylan.
Cassie sintiГі preocupaciГіn ante la menciГіn de la madre y detectГі mГЎs que un indicio de amenaza en su tono de voz.
–Bueno, ya es suficiente.
Se apresurГі unos pasos y tomГі a Madison del brazo, volviendo hacia atrГЎs para que todos estuviesen enfrentados en la acera empedrada. La situaciГіn se estaba saliendo de control, los niГ±os estaban empezando a pelearse y ni siquiera habГa abordado el asunto del robo. No importaba que estuvieran traumatizados, o que estuviesen reprimiendo emociones, se trataba de un delito.
Estaba aГєn mГЎs horrorizada de que esa tienda pertenecГa a una amistad de la familia. ВЎLa dueГ±a incluso les habГa ofrecido llevarlos al pueblo! No se debe robar a alguien que ofrece llevarte. Bueno, no se debe robar a nadie, pero menos a una mujer que se habГa ofrecido a ayudar generosamente esa misma maГ±ana.
–Vayamos a sentarnos.
HabГa un salГіn de tГ© a su izquierda que parecГa lleno, pero vio que una pareja se levantaba de una mesa cerrada y se apresurГі con los niГ±os a la puerta.
Un minuto despuГ©s, estaban sentados en el cГЎlido interior con un delicioso aroma a cafГ© y a pasteles crujientes y mantecosos.
Cassie mirГі el menГє sintiГ©ndose inГєtil, porque cada segundo que pasaba les demostraba a los niГ±os que no sabГa cГіmo manejar la situaciГіn.
En el mejor de los casos, supuso que tendrГa que obligar a Dylan a volver y pagar lo que habГa tomado, pero ВїquГ© pasaba si se negaba? Tampoco tenГa claro cuГЎles eran las sanciones por hurto aquГ en el Reino Unido. PodГa terminar en problemas si las polГticas de la tienda establecГan que la vendedora tenГa que informar a la policГa.
Luego, Cassie pensГі en la cronologГa de los hechos y se dio cuenta de que podГa haber otro punto de vista.
RecordГі que Madison habГa mencionado que habГan asado castaГ±as con su madre justo antes de que Dylan robara los dulces. QuizГЎs ese niГ±o callado habГa escuchado a su hermana y eso le habГa recordado el trauma por el que la familia habГa pasado.
PodrГa haber expresado sus emociones reprimidas con respecto al divorcio al hacer algo prohibido de forma intencionada. Cuanto mГЎs lo pensaba, mГЎs sentido tenГa.
En cuyo caso, serГa mejor manejarlo de manera mГЎs delicada.
ObservГі rГЎpidamente a Dylan, que hojeaba el menГє y parecГa totalmente despreocupado.
Madison tambiГ©n parecГa haber superado su arrebato de furia. ParecГa satisfecha con el modo en que el asunto habГa sido manejado, luego de rechazar el dulce robado y decirle a Dylan lo que pensaba. Ahora estaba concentrada leyendo las descripciones de la amplia variedad de batidos.
–Bueno —dijo Cassie—, Dylan, entrГ©game todos los dulces que robaste. VacГa tus bolsillos.
Dylan hurgГі en su chaqueta y sacГі cuatro bastones y un paquete de delicias turcas.
Cassie observГі el pequeГ±o montГіn.
No se habГa robado mucho. Este no era un robo a gran escala. El problema era que Г©l los habГa robado y que no pensaba que fuese algo malo.
–Voy a confiscar esos dulces porque no estГЎ bien tomar algo sin pagar. La vendedora puede estar en problemas si el dinero de la caja no coincide con las existencias. Y tГє podrГas haber terminado con un problema mayor. Todas esas tiendas tienen cГЎmaras.
–Está bien —dijo él con aburrimiento.
–Voy a tener que contГЎrselo a tu padre, y veremos quГ© decide hacer Г©l. Por favor, no vuelvas a hacer esto, no importa si estГЎs intentando ayudar, o si crees que el mundo es injusto contigo, o si estГЎs triste por problemas familiares. Eso podrГa tener serias consecuencias. ВїEntiendes?
TomГі los dulces y los guardГі en su bolso.
ObservГі a los niГ±os y vio que Madison, que no necesitaba la advertencia, parecГa bastante mГЎs preocupada que Dylan. Г‰l la miraba de una forma que solo podГa interpretar como desconcierto. Apenas asintiГі, y ella supuso que eso era todo lo que iba a conseguir.
HabГa hecho lo que habГa podido. Todo lo que podГa hacer ahora era informarle a Ryan y dejar que Г©l prosiguiera.
–¿Estás pensando en un batido, Madison? —Le preguntó.
–El chocolate no falla —le aconsejó Dylan, y asà de golpe la tensión se disipó y volvieron a la normalidad.
Cassie sentГa un alivio desmesurado por haber podido manejar la situaciГіn. Se dio cuenta de que le temblaban las manos, y las escondiГі debajo de la mesa para que los niГ±os no lo notaran.
Siempre habГa evitado las peleas, porque le traГa recuerdos de las veces en las que habГa sido una participante involuntaria e inГєtil. Recordaba escenas fragmentadas de rugidos y gritos de rabia pura. Cuando habГa platos rotos, se escondГa debajo de la mesa del comedor y sentГa que los fragmentos le lastimaban las manos y el rostro.
En cualquier pelea, si tenГa la oportunidad, terminaba haciendo lo equivalente a esconderse.
Ahora estaba contenta por haber logrado reafirmar su autoridad con tranquilidad, pero tambiГ©n con firmeza, y por que el dГa no hubiese resultado un desastre.
La encargada del salГіn de tГ© se apresurГі a tomar sus pedidos y Cassie cayГі en la cuenta de lo pequeГ±o que era el pueblo, porque ella tambiГ©n conocГa a la familia.
–Hola Dylan y Madison. ¿Cómo están sus padres?
Cassie se avergonzГі al darse cuenta de que obviamente la encargada no sabГa las Гєltimas novedades, y ella no habГa hablado con Ryan acerca de lo que debГa decir. Mientras ella titubeaba buscando las palabras correctas, Dylan hablГі.
–Están bien, gracias Martha.
Cassie se sintiГі agradecida por la breve respuesta de Dylan, aunque la sorprendiГі la normalidad con que lo habГa dicho. HabГa pensado que Г©l y Madison estarГan tristes por la menciГіn de sus padres. QuizГЎs Ryan les habГa dicho que no lo dijeran si la gente no lo sabГa. DecidiГі que probablemente esa era la razГіn, ya que la mujer parecГa tener prisa y la pregunta habГa sido una mera formalidad.
–Hola, Martha. Soy Cassie Vale —dijo ella.
–Tienes acento estadounidense. ¿Trabajas para los Ellis?
Cassie volviГі a avergonzarse por la menciГіn en plural.
–Solo doy una mano —dijo, recordando que a pesar del acuerdo informal con Ryan, tenГa que ser precavida.
–Es tan difГcil encontrar la ayuda adecuada. En este momento estamos con escasez de personal. Ayer deportaron a una de nuestras meseras por no tener la documentaciГіn necesaria.
EchГі un vistazo a Cassie, quien bajГі la mirada rГЎpidamente. ВїQuГ© habГa querido decir la mujer? ВїSospechaba por el acento de Cassie que ella no tenГa una visa de trabajo?
ВїEra una pista de que las autoridades de la zona estaban tomando medidas drГЎsticas?
Ella y los niГ±os ordenaron rГЎpidamente y, para alivio de Cassie, la encargada se alejГі apresuradamente.
Un momento despuГ©s, una mesera con apariencia estresada y evidentemente lugareГ±a les trajo pasteles y papas fritas.
Cassie no querГa entretenerse con la comida y arriesgarse a otra charla mientras el restaurante se estaba vaciando. En cuanto terminaron, se dirigiГі al mostrador y pagГі.
Dejaron el salГіn de tГ© y caminaron por el mismo camino que habГan venido. Se detuvieron en una tienda de mascotas en donde comprГі comida para los peces de Dylan, quien le dijo que se llamaban Orange y Lemon, y una bolsa con lecho para su conejo, Benjamin Bunny.
Cuando se dirigГan hacia la parada de autobГєs, Cassie escuchГі mГєsica y vio que un grupo de gente se habГa reunido en la plaza empedrada del pueblo.
–¿Qué crees que van a hacer?
Madison notГі la actividad al mismo tiempo en que Cassie se volteГі a mirar.
–¿Podemos echar un vistazo, Cassie? —le preguntó Dylan.
Cruzaron la calle para descubrir que habГa un espectГЎculo emergente en curso.
En la esquina norte de la plaza habГa una banda con tres mГєsicos tocando en vivo. En la esquina opuesta, un artista hacГa animales con globos. Ya se habГa formado una fila de padres con niГ±os pequeГ±os.
En el centro, un mago vestido formalmente, con un traje elegante y un sombrero de copa, hacГa trucos.
–Oh, vaya. Me encantan los trucos de magia —susurró Madison.
–A mГ tambiГ©n —coincidiГі Dylan—. Me gustarГa estudiarlo. Quiero saber cГіmo funciona.
Madison puso los ojos en blanco.
–Fácil. ¡Es magia!
Cuando se acercaron, el mago acababa de terminar su truco y recibГa expresiones de asombro y aplausos. Luego, cuando la muchedumbre se dispersГі, se volviГі hacia ellos.
–Bienvenidos, gente de bien. Gracias por estar aquГ en esta hermosa tarde. QuГ© lindo dГa. Pero dime, pequeГ±a dama, Вїno tienes frГo?
Le hizo seГ±as a Madison para que se acercara.
–¿FrГo? ВїYo? No.
Dio un paso adelante con una media sonrisa, entre divertida y precavida.
Г‰l tendiГі las manos vacГas, luego se adelantГі y aplaudiГі cerca de la cabeza de Madison.
Ella dio un grito ahogado. Г‰l bajГі las manos ahuecadas, en las que escondГa un muГ±eco de nieve de juguete.
–¿Cómo lo hiciste? —le preguntó ella.
Г‰l le extendiГі el juguete.
–Estuvo sobre tu hombro todo este tiempo, viajando contigo —le explicó, y Madison rió incrédula y fascinada.
–Ahora veamos quГ© tan veloces son sus ojos. AsГ es como funciona. Ustedes me apuestan a mГ la cantidad de dinero que quieran, mientras mezclo cuatro cartas. Si adivinan en dГіnde estГЎ la reina, duplican su dinero. De lo contrario, se marcharГЎn con las manos vacГas. Entonces, Вїles gustarГa apostar?
–¡Yo apostaré! ¿Me puedes dar dinero? —preguntó Dylan.
–Claro que sГ. ВїCuГЎnto quieres perder?
Cassie hurgГі en el bolsillo de su chaqueta.
–Quiero perder cinco libras, por favor. O ganar diez, por supuesto.
Consciente de que se estaba juntando una muchedumbre detrГЎs de ella, Cassie le entregГі el dinero a Dylan y Г©l se lo entregГі al mago.
–Esto deberГa ser fГЎcil para ti, joven caballero, veo que tienes un ojo rГЎpido, pero recuerda, la reina es una dama astuta y ha ganado muchas batallas. Observa atentamente mientras reparto cuatro cartas. Ves, las estoy colocando boca arriba para total transparencia. Esto es demasiado fГЎcil. Es como regalar el dinero. La reina de corazones, el as de picas, el nueve de bastos y la jota de diamantes. DespuГ©s de todo, es como lo que dicen del matrimonio, empieza con corazones y diamantes pero al final todo lo que necesitas es una pica y un basto.
El pГєblico estallГі en carcajadas.
La alusiГіn del mago a un matrimonio que no funcionaba hizo que Cassie mirara nerviosamente a los niГ±os, pero Madison parecГa no haber entendido el chiste, y Dylan tenГa toda su atenciГіn en las cartas.
–Ahora las doy vuelta.
ColocГі las cartas boca abajo una por una.
–Y ahora las mezclo.
RГЎpidamente, pero no demasiado, mezclГі las cuatro cartas. Era difГcil de seguir, pero cuando se detuvo, Cassie estaba bastante segura de que la reina estaba en el extremo derecho.
–¿En dónde está nuestra señora reina? —preguntó el mago.
Dylan hizo una pausa y luego seГ±alГі a la carta que estaba a la derecha.
–¿Estás seguro, joven?
–Estoy seguro —asintió Dylan.
–Tienes una oportunidad para cambiar de opinión.
–No, me quedo con esa. Tiene que estar ahГ.
–Tiene que estar ahГ. Bueno, veamos si la reina estГЎ de acuerdo o si uno de sus consortes la ha secuestrado para ocultarla.
Dio vuelta la carta y Dylan se quejГі ruidosamente.
Era la jota de diamantes.
–Diablos —dijo él.
–La jota. Siempre dispuesta a cubrir a la reina. Leal hasta el final. Pero nuestra reina de corazones, el emblema del amor, aún nos elude.
–Entonces, ¿en dónde está la reina?
–Ciertamente, ¿en dónde?
Cassie habГa notado, mientras mezclaba las cartas, que habГa una que no habГa tocado, la que estaba en el extremo izquierdo. Ese era el as de picas.
–Creo que está ahà —adivinó, señalando esa carta.
–Ah, asà que aquà tenemos a una dama inteligente que señala a la única carta que sabe que no es posible que sea. ¿Pero saben qué? Los milagros ocurren.
Con un ademГЎn dio vuelta la carta, y allГ estaba la reina.
Risas y aplausos resonaron por toda la plaza y Cassie se llenГі de emociГіn al chocar los cinco con Dylan y Madison.
–QuГ© lГЎstima que no apostГі, mi seГ±ora. SerГa mГЎs rica ahora, pero asГ son las cosas. ВїQuiГ©n necesita dinero cuando el amor te ha escogido?
Cassie sintiГі que se le enrojecГan las mejillas. OjalГЎ, pensГі.
–Como recuerdo, te puedes quedar con la carta.
La colocГі en una bolsa de papel y la cerrГі con un adhesivo antes de entregГЎrsela a Cassie, quien la colocГі en el bolsillo lateral de su bolso.
–Me pregunto quГ© habrГa pasado si hubiese elegido esa carta —comentГі Dylan mientras se alejaban.
–Estoy segura de que hubiese sido la jota de diamantes —dijo Cassie—. Asà es como hace dinero, cambiando las cartas cuando la gente apuesta.
–Sus manos eran tan ágiles —dijo Dylan, sacudiendo la cabeza.
–Deben ser buenos por naturaleza y además entrenar durante muchos años —supuso Cassie.
–Supongo que tienen que hacerlo —coincidió Dylan, al tiempo que llegaban a la parada de autobús.
–TambiГ©n estГЎ la distracciГіn, pero no estoy segura de cГіmo se aplica cuando hay cuarto cartas tan juntas entre sГ. Pero de alguna manera debe funcionar.
–Bueno, practiquemos. Intenta distraerme, Cassie —le pidió Madison.
–Lo haré, pero viene el autobús. Subámonos primero.
Madison se volteГі a mirar, y mientras estaba distraГda Cassie le robГі la manzana acaramelada del bolsillo de su chaqueta.
–¡Oye! ¿Qué hiciste? Sentà algo. Y no viene el autobús.
Madison se volviГі, vio que Dylan estallaba de risa, hizo una pausa mientras recordaba lo que habГa ocurrido y comenzГі a reГrse.
–¡Me engañaste!
–No siempre es fácil. Simplemente tuve suerte.
–Viene el autobús, Madison —dijo Dylan.
–No voy a mirar. No puedes engañarme dos veces.
AГєn resoplando de risa, se cruzГі de brazos.
–Entonces te quedarГЎs atrГЎs —le dijo Dylan, mientras el pulcro autobГєs rural de un piso se detenГa en la parada.
Durante el breve viaje a casa, todos hicieron lo imposible para distraer al otro. Cuando llegaron a su parada, a Cassie le dolГa el estГіmago de tanto reГrse y estaba feliz de que el dГa hubiese sido un Г©xito.
Mientras abrГan la cerradura de la puerta de entrada, le vibrГі el celular. Era un mensaje de Ryan, diciГ©ndole que llevarГa pizza para la cena, y si habГa algГєn condimento que no le gustara.
Ella respondió: “Soy fácil, gracias”, y entonces se dio cuenta de las connotaciones cuando estaba a punto de presionar “Enviar”.
TenГa el rostro acalorado mientras borraba el mensaje y lo remplazaba con: “Cualquier condimento estГЎ bien. Gracias”.
Un minuto despuГ©s su telГ©fono volviГі a vibrar y ella lo tomГі, ansiosa por leer el prГіximo mensaje de Ryan.
Este mensaje no era de Г©l. Era de Renee, una de sus viejas amigas de la escuela de Estados Unidos.
“Oye, Cassie, alguien estuvo preguntando por ti esta mañana. Una mujer que llamó desde Francia. Estaba intentando encontrarte pero no dijo más. ¿Puedo darle tu número?”
Cassie volviГі a leer el mensaje, y de pronto el pueblo ya no parecГa tan remoto y seguro.
Con el inminente juicio de su exjefe en ParГs y la defensa en busca de mГЎs testigos, la aterrorizaba que la red se estuviera cerrando.
CAPГЌTULO SIETE
Mientras ayudaba a los niГ±os con la rutina nocturna de baГ±arse y ponerse el pijama, Cassie no podГa quitarse el perturbador mensaje de la cabeza. IntentГі convencerse de que el equipo legal de Pierre Dubois la podrГa haber contactado directamente, sin necesidad de rastrear una vieja amiga de la escuela, pero aГєn asГ alguien la estaba buscando.
Necesitaba averiguar quiГ©n era esa persona de manera urgente.
Luego de haber ordenado el baГ±o, le respondiГі a Renee.
“¿Tienes el número de esa señora? ¿Te dijo su nombre?”
DejГі su telГ©fono y se fue a la cocina a ayudar a Madison a poner la mesa, con todos los extras que acompaГ±aban la pizza: sal y pimienta, ajo molido, salsa tabasco y mayonesa.
–A Dylan le gusta la mayonesa —explicó ella—. Es asquerosa.
–Pienso lo mismo —confesГі Cassie, y el corazГіn le dio un vuelco al escuchar que se abrГa la puerta de entrada.
Madison saliГі corriendo de la cocina, y Cassie la siguiГі de cerca.
–¡Entrega a domicilio! —ExclamГі Ryan, entregГЎndole a Madison una de las cajas con pizza de la pila que cargaba—. QuГ© bueno estar adentro. Afuera estГЎ cada vez mГЎs frГo y oscuro.
MirГі a Cassie y, como ella esperaba, en su rostro se dibujГі una sonrisa extremadamente atractiva.
–¡Hola, Cassie! EstГЎs preciosa. Veo que tienes color en tus mejillas gracias al aire del mar. Estoy ansioso por que me cuenten cГіmo pasaron el dГa.
Cassie le devolviГі la sonrisa, agradecida de que Г©l asumiera que la causa de tener el rostro sonrojado era el aire fresco y no porque se hubiese empezado a sentir entusiasmada y extraГ±amente cohibida en cuanto Г©l llegГі.
Mientras cargaba el resto de las cajas que Г©l habГa traГdo, se dijo a sГ misma que se sentirГa mejor cuando el enamoramiento por su jefe se apaciguara.
Unos minutos despuГ©s, Ryan entrГі en la cocina y Cassie vio que traГa una bolsa de papel marrГіn.
–Compré regalos para todos —anunció.
–¿Qué me compraste? —le preguntó Madison.
–Paciencia, cariño. Primero sentémonos.
Cuando los niГ±os se sentaron en la mesa, abriГі la bolsa.
–Maddie, te compré esto.
Era una blusa negra y ajustada, con un texto en brillantina rosada escrito al revГ©s.
El texto decГa: “Esta es mi camiseta para el paro de manos”.
–Ay, es muy linda. Estoy ansiosa por ponГ©rmela para ir a gimnasia —dijo Madison, rebosante de alegrГa mientras volteaba la camiseta y observaba los destellos de luz.
–Esto es para ti, Dylan.
Su regalo era una camiseta de ciclista, de manga larga y color amarillo fluorescente.
–Genial, papá. Gracias.
–Espero que te mantenga a salvo, ahora que las mañanas están cada vez más oscuras. Y para ti, Cassie, te traje esto.
Para sorpresa de Cassie, Ryan sacГі de la bolsa un par de guantes abrigados y elegantes. Se sorprendiГі aГєn mГЎs al darse cuenta de que eran prГЎcticamente idГ©nticos a los que se habГa probado en el pueblo.
–Ay, son preciosos, y me serán muy útiles.
Cassie se dio cuenta, consternada, de que estaba otra vez envuelta en el enamoramiento y se imaginaba usando los guantes mientras se sentaba afuera con Г©l a beber vino.
–Espero que sean del tamaño correcto. Hice lo posible por imaginarme tus manos cuando los compraba —dijo Ryan.
Por un momento, Cassie no pudo respirar al preguntarse si Г©l estaba pensando lo mismo que ella.
–Bueno, ¿se divirtieron hoy? —preguntó Ryan.
–Nos divertimos mucho. HabГa un mago en el pueblo. Me dio un muГ±eco de nieve, engaГ±Гі a Dylan y se quedГі con sus cinco libras, pero luego Cassie adivinГі en dГіnde estaba la carta y se la ganГі, aunque no ganГі dinero.
–¿Qué carta ganó? —le preguntó Ryan a su hija.
–La reina de corazones, asà que el mago le dijo que el amor golpeará a su puerta.
Cassie dio un sorbo al jugo de naranja porque no sabГa para dГіnde mirar y le daba vergГјenza encontrarse con los ojos de Ryan.
–Bueno, creo que Cassie merece esa carta y todo lo que trae con ella —dijo Ryan, haciendo que por poco derramara el jugo cuando ponГa el vaso sobre la mesa.
–¿Qué hicieron después de eso? —preguntó él.
–Empezamos a hablar de distracciones camino a la parada de autobús, ¡Cassie me distrajo y me robó mi manzana acaramelada!
Madison lo dijo atropelladamente, y aunque Dylan estaba muy ocupado comiendo pizza como para decir mucho, asintiГі con entusiasmo.
–Nosotros tambiГ©n te compramos algo —dijo Cassie, y tГmidamente le entregГі los anacardos.
–¡Mis favoritos! MaГ±ana tengo un dГa muy ocupado, los llevarГ© conmigo para el almuerzo. QuГ© sorpresa. Gracias por este regalo tan considerado.
Mientras decГa las Гєltimas palabras, mirГі directamente a Cassie, y sus ojos azules mantuvieron la mirada por varios segundos.
Devoraron las pizzas, y si bien Cassie no tenГa mucho apetito, los demГЎs lo compensaron comiГ©ndose hasta la Гєltima porciГіn. DespuГ©s llevГі a los niГ±os a la sala de estar para su tiempo asignado de televisiГіn. Luego de mirar un programa de talentos que todos disfrutaron, los llevГі a la cama.
Madison aГєn estaba entusiasmada por las aventuras del dГa y el programa de talentos, en el que habГan participado dos grupos de gimnastas escolares.
–Creo que algГєn dГa quisiera ser gimnasta —dijo.
–Lleva mucho esfuerzo, pero si es tu sueño debes perseguirlo —le aconsejó Cassie.
–Siento que no voy a poder dormir.
–¿Quieres que hablemos un poco más? ¿O quieres que te lea una historia?
Cassie intentГі no sentirse impaciente ante la idea de Ryan, sentado afuera con su vino, esperГЎndola a ella. O quizГЎs Г©l no la esperarГa y se irГa a dormir temprano. En cuyo caso se perderГa la oportunidad de contarle acerca del robo de Dylan.
El recuerdo la sobresaltГі. La felicidad por el regalo atento y la charla durante la cena habГan hecho que se olvidara del desagradable incidente. Era su deber contГЎrselo a Ryan, aГєn si terminaba arruinando lo que habГa sido un dГa maravilloso.
–Me gustarГa leer un poco.
Madison se levantГі con dificultad entre las sГЎbanas, fue hasta el estante y eligiГі un libro que evidentemente habГa leГdo muchas veces, porque tenГa el lomo arrugado y las pГЎginas dobladas.
–Esta es la historia de una niña común que llega a ser una bailarina de ballet. La disfruto mucho, es apasionante. Cada vez que la leo es apasionante. ¿Crees que eso es extraño?
–No, para nada. Las mejores historias siempre te hacen sentir asà —dijo Cassie.
–Cassie, ¿crees que enseñan gimnasia en los internados?
Otra vez la menciГіn a los internados. Cassie hizo una pausa.
–SГ, sobre todo porque los internados son generalmente escuelas mГЎs grandes. Creo que deben tener muchas instalaciones deportivas.
Madison parecГa satisfecha con la respuesta, pero luego tuvo otro pensamiento.
–¿Los internados dejan que te quedes ahà durante las vacaciones?
–No, tienes que volver a casa para las vacaciones. ВїPor quГ© querrГas quedarte en la escuela?
Cassie esperaba que Madison le respondiera, pero ella se tapГі con el cobertor hasta el mentГіn y abriГі el libro.
–Solo tenГa curiosidad. Buenas noches. ApagarГ© la luz mГЎs tarde.
–Pasaré a controlarte —prometió Cassie antes de cerrar la puerta.
CorriГі a su habitaciГіn, tomГі su saco y se puso los preciosos guantes nuevos, luego se apresurГі al balcГіn.
Vio con alivio que Ryan aГєn estaba allГ. En realidad, se estremeciГі de felicidad al ver que Г©l la habГa esperado antes de servir el vino. En cuanto Г©l la vio se levantГі, acercГі una silla y mullГі el almohadГіn antes de que ella se sentara.
–Salud. Gracias por lo que hiciste hoy. Ver a los niños tan felices es la mejor sensación del mundo.
–Salud.
Cuando su copa de vino tocaba la de Г©l, recordГі que no habГa sido un dГa perfecto. HabГa habido un serio incidente. ВїCГіmo se lo iba a contar? ВїQuГ© pasarГa si Г©l la criticaba y decГa que lo tendrГa que haber manejado de otra forma?
DecidiГі que lo mejor serГa decГrselo poco a poco y sacar el tema de manera casual. Esperaba que Ryan volviera a mencionar su divorcio, porque eso le darГa pie para que ella dijera: “Sabes, creo que el divorcio ha sido mГЎs problemГЎtico para Dylan de lo que creemos, porque luego de que Madison mencionara a su madre, robГі unos dulces de la tienda”.
Hablaron por un rato del clima, de que se suponГa que maГ±ana iba a hacer un lindo dГa, y de los horarios de los niГ±os. Ryan le explicГі que el autobГєs escolar los recogerГa a las siete y media de la maГ±ana, y que para esa hora Г©l ya se habrГa ido; y que los niГ±os le dirГan a quГ© hora terminaban las clases y si los tenГa que llevar a alguna actividad.
–Hay un calendario con los horarios en la puerta de mi armario, del lado de adentro, si lo quieres corroborar —dijo él—. Lo actualizo cada vez que hay cambios en los horarios.
–Muchas gracias. Lo corroboraré si es necesario —dijo Cassie.
–Sabes —dijo Ryan, y Cassie se puso tensa y vaciГі su copa de vino, porque su tono de voz habГa cambiado y se habГa vuelto mГЎs serio.
Estaba segura de que Г©l iba a mencionar su divorcio, y eso querГa decir que era el momento para que ella sacara el difГcil tema del robo de Dylan.
Г‰l volviГі a llenar las copas antes de continuar.
–Sabes, hoy te tuve mucho en mi mente. En cuanto vi los guantes pensГ© en ti y me di cuenta de cuГЎnto disfrutГ© nuestra charla de ayer aquГ afuera. Los guantes son, en realidad, una forma de decir que me encantarГa que todas las noches pases aquГ conmigo.
Por un momento, Cassie no supo quГ© decir. No podГa creer lo que Ryan acababa de decir. Luego, cuando asimilГі sus palabras, sintiГі que la felicidad la inundaba.
–Me encantarГa. DisfrutГ© del momento que pasamos juntos anoche.
QuerГa decir mГЎs, pero se detuvo. TenГa que ser precavida al soltar las emociones que crecГan en su interior, porque el comentario de Ryan podГa haber sido solo por cortesГa.
–¿Te quedan bien?
Puso la mano izquierda de Cassie sobre la palma de su mano y con el pulgar tanteГі suavemente los dedos de ella.
–SГ, me quedan perfectos. Y no siento nada de frГo con ellos.
El corazГіn le latГa tan rГЎpido que se preguntГі si Г©l podГa sentir el martilleo de su pulso, mientras le acariciaba suavemente la muГ±eca con los dedos antes de soltarla.
–Te admiro mucho, diste un paso muy importante al viajar al extranjero. ¿Decidiste hacerlo tú sola? ¿O con una amiga?
–Todo sola —dijo Cassie, encantada de que Г©l valorara lo que eso requerГa.
–Eso es sensacional. ¿Qué piensa tu familia?
Cassie no querГa mentir, asГ que hizo lo mejor que pudo para esquivar el asunto.
–Todos me apoyaron. Amigos, familia y mis antiguos jefes. SГ tuve algunos amigos que me decГan que iba a extraГ±ar y que volverГa pronto, pero eso no ocurriГі.
–¿Y dejaste a alguien especial allá? ¿Un novio, quizás?
Cassie apenas podГa respirar al darse cuenta de lo que esa pregunta podГa implicar. ВїRyan le estaba insinuando algo? ВїO se trataba tan solo de una pregunta casual para saber mГЎs de ella? TenГa que ser cautelosa, porque Г©l la habГa deslumbrado tanto que podrГa farfullar algo inapropiado fГЎcilmente.
–No tengo novio. SalГa con alguien a comienzos de este aГ±o en Estados Unidos, pero nos separamos un tiempo antes de que me fuera.
Eso no era cierto. HabГa terminado la relaciГіn con su novio violento dos semanas antes de irse, y una de las principales razones para viajar al exterior era para irse bien lejos, a donde Г©l no la pudiera seguir y ella no pudiera cambiar de idea.
Cassie no le podГa contar a Ryan la verdadera versiГіn. AquГ y ahora, observando a la distancia las blancas crestas de las olas rodar hacia la orilla, querГa que Г©l pensara que su Гєltima relaciГіn habГa sido en un pasado lejano, que estaba tranquila y que no la habГa afectado, y que estaba lista para una nueva relaciГіn.
–Me alegro que me lo hayas dicho. Hubiese estado mal de mi parte si no me aseguraba —dijo Ryan suavemente—. Y supongo que fuiste tú la que terminaste, porque no creo que haya sido al revés.
Cassie se lo quedГі mirando, hipnotizada por sus pГЎlidos ojos azules, sintiГ©ndose como si estuviese en un sueГ±o.
–SГ, fui yo. No estaba funcionando y tuve que tomar una decisiГіn difГcil.
Г‰l asintiГі.
–Eso fue lo que percibГ de ti la primera vez que hablamos. Tu fortaleza interna. Esa capacidad para saber lo que quieres y para luchar por ello, y por otro lado tienes una empatГa, dulzura y sabidurГa increГbles.
–Bueno, no sГ© si sabidurГa. La mayor parte del tiempo no me siento muy sabia.
Ryan se riГі.
–Eso es porque estás demasiado ocupada viviendo la vida para ser demasiado introspectiva. Otra gran cualidad.
–Bueno, creo que mientras estГ© aquГ podrГa aprender de un experto en esa materia —argumentГі.
–¿No crees que la vida es más divertida cuando la vives con alguien que hace que valga la pena?
Sus palabras eran provocativas, pero su rostro era serio, y ella no podГa apartar la mirada.
–SГ, definitivamente —susurrГі.
Esta no parecГa una conversaciГіn normal. Significaba algo mГЎs. DebГa significar algo mГЎs.
Ryan dejГі su copa y la tomГі de la mano para ayudarla a levantarse del almohadГіn profundo. DeslizГі el brazo alrededor de su cintura de manera casual, por unos segundos, mientras ella se volteaba para ir para adentro.
–Que duermas bien —le dijo cuando llegaron a la puerta de su habitación.
Le rozГі la parte baja de la espalda con la mano mientras se inclinaba hacia ella. Por un segundo, Cassie contemplГі con ojos fascinados la forma de sus labios, sensuales y firmes, enmarcados por un tenue contorno de barba incipiente.
Luego, sus labios tocaron los de ella solo por un momento, antes de que se alejara y dijera, suavemente, “Buenas noches”.
Cassie lo observГі hasta que cerrГі la puerta de su dormitorio y luego, sintiГ©ndose como si estuviese flotando en el aire, verificГі que la luz de la habitaciГіn de Madison estuviera apagada y volviГі a la suya.
Se sobresaltГі al darse cuenta de que se habГa olvidado decirle a Ryan lo del robo.
No habГa tenido la oportunidad. La noche no habГa tomado ese camino, sino que se habГa desviado en una direcciГіn totalmente diferente e inesperada, que la habГa dejado sintiГ©ndose fascinada, esperanzada y expectante. Con ese beso sentГa como si una puerta se hubiese abierto y a travГ©s de ella habГa podido entrever algo que cambiarГa su mundo entero.
ВїLo habГa hecho de forma amistosa? ВїO lo habГa hecho por otra razГіn? No estaba segura, aunque asГ lo creГa. La incertidumbre la hacГa sentirse nerviosa y entusiasmada, pero en el buen sentido.
De vuelta en su habitaciГіn, volviГі a revisar sus menajes y vio que Renee le habГa respondido.
“La mujer dijo que llamaba de un teléfono público. Asà que no me dejó su número. Si vuelve a llamar le preguntaré su nombre”.
Mientras leГa el mensaje, Cassie tuvo una idea repentina.
Esa mujer misteriosa habГa llamado desde un telГ©fono pГєblico, no habГa querido dejar sus datos y habГa contactado a una de las pocas amigas de la escuela de Cassie que aГєn vivГa en su ciudad natal.
El padre de Cassie se habГa mudado de donde ellas habГan crecido. Se habГa mudado muchas veces, cambiando de trabajo, cambiando de novias y perdiendo su telГ©fono en casi todas sus borracheras. No habГa estado en contacto con Г©l en muchos aГ±os y no querГa verlo nunca mГЎs. Estaba envejeciendo, su salud era frГЎgil y habГa construido la vida que se merecГa. Sin embargo, esto querГa decir que Г©l ya no podГa ser localizado por familiares que quisieran ponerse en contacto. Incluso ella no sabГa cГіmo comunicarse con su padre ahora.
ExistГa la posibilidad, que cuanto mГЎs pensaba en ella mГЎs convincente parecГa, que quien habГa llamado era su hermana, Jacqui, haciendo lo posible por encontrar a Cassie. Una vieja amiga de la escuela serГa su Гєnico contacto si no estaba en las redes sociales, como era el caso de Jacqui. Cassie la habГa buscado con frecuencia cada vez que tenГa oportunidad, con la esperanza de que su trabajo de detective pudiese descubrir una pista acerca del paradero de su hermana.
Cassie sintiГі que se le erizaba la piel al considerar la posibilidad de que hubiese sido Jacqui la que habГa llamado.
No querГa decir que Jacqui estuviese en una buena situaciГіn pero, de todos modos, ella nunca pensГі que asГ fuera. Si Jacqui hubiese sentado cabeza, con un trabajo estable y un apartamento, se hubiese comunicado hace mucho tiempo.
Cuando Cassie pensaba en Jacqui siempre se imaginaba incertidumbre, precariedad. Visualizaba una vida tambaleГЎndose en un frГЎgil equilibrio entre el dinero y la pobreza, las drogas y rehabilitaciГіn, novios y personas violentas, ВїquiГ©n sabГa los detalles? Cuanto mГЎs inestable fuera la vida de Jacqui, mГЎs difГcil serГa para ella contactarse con la familia que habГa dejado hace mucho tiempo. QuizГЎs sus circunstancias no lo permitГan, o la avergonzaba la situaciГіn en la que estaba. PodГa haber pasado semanas o meses en la calle o desconectada de la red, totalmente drogada, o pidiendo comida, o quiГ©n sabГa quГ©.
Cassie decidiГі que iba a tener fe y a optar por que Jacqui estuviese intentando comunicarse.
Le respondiГі rГЎpidamente a Renee, sabiendo que Ryan podГa desconectar el Wi-Fi en cualquier momento.
“PodrГa ser mi hermana. Si vuelve a llamar, por favor dale mi nГєmero”.
Con la esperanza de que su corazonada fuese correcta, Cassie cerrГі los ojos y sintiГі que habГa hecho lo que podГa por restablecer el contacto con el Гєnico miembro de la familia que aГєn le importaba.
CAPГЌTULO OCHO
La maГ±ana siguiente fue un caos organizado mientras Cassie intentaba ayudar a los niГ±os a vestirse para la escuela. Faltaban artГculos del uniforme escolar, los zapatos estaban embarrados y las medias no tenГan sus pares. Se encontrГі corriendo de la cocina a los dormitorios, haciendo malabares con el desayuno y todo lo demГЎs.
Los niГ±os se engulleron el tГ© y las tostadas con mermelada antes de reanudar la bГєsqueda de los artГculos escolares, que parecГan haberse desplazado a un universo alternativo durante el fin de semana.
–¡PerdГ mi insignia! —AnunciГі Madison mientras se ponГa su blazer.
–¿QuГ© apariencia tiene? —Le preguntГі Cassie, sintiendo que se le caГa el alma al suelo.
HabГa pensado que finalmente estaban prontos.
–Es un cГrculo de color verde brillante. No puedo ir a la escuela sin Г©l. Yo fui la capitana de la clase la semana pasada, y hoy otro compaГ±ero debe recibir la insignia.
En pleno pГЎnico, Cassie apoyГі los codos y las rodillas en el suelo y buscГі por toda la habitaciГіn. Finalmente, encontrГі la insignia en el piso del armario.
Luego de haber evitado esa crisis, Dylan gritГі que su estuche escolar habГa desaparecido. Cassie lo encontrГі justo despuГ©s de que los niГ±os se fueran, detrГЎs de la jaula del conejo, y se apresurГі calle abajo hasta la parada de autobГєs en donde ellos estaban esperando.
Cuando subieron al autobГєs, sanos y salvos, Cassie respirГі hondo y los pensamientos felices de la noche anterior volvieron a surgir.
Mientras ordenaba la casa, reproducГa el intercambio entre ella y Ryan en su mente.
Г‰l la habГa estado coqueteando, estaba segura de eso.
La forma en que la habГa tocado, cГіmo la habГa tomado de la mano y le habГa preguntado si tenГa novio. Esa pregunta de por sГ era bastante inocente, pero eran las otras cosas que habГa dicho.
“Hubiese estado mal de mi parte si no me aseguraba”.
Eso indicaba que lo preguntaba por una razГіn. Asegurarse.
Y ese beso. CerrГі los ojos mientras lo recordaba, sintiendo que el calor florecГa en su interior. HabГa sido tan inesperado, tan perfecto.
Le habГa parecido amistoso, pero como si Г©l, con ese beso, hubiese querido decir algo mГЎs. Era imposible de describir. Se sintiГі llena de incertidumbre, pero de forma positiva.
La maГ±ana transcurriГі muy rГЎpido y como Ryan habГa dicho que llegarГa tarde a casa, decidiГі comenzar con la cena. Contaba con una selecciГіn de vajilla muy limitada, pero habГa una repisa llena de libros de cocina.
Cassie eligiГі el que tenГa cenas familiares. AsumiГі que el libro era de Ryan, pero se sorprendiГі al encontrar un mensaje en manuscrita en la primera pГЎgina: “Feliz cumpleaГ±os Trish”.
AsГ que este libro era de Trish. Se lo deberГa de haber regalado una amiga, quizГЎs una que no supiera que Ryan era el que cocinaba la mayorГa de las veces. De cualquier modo, ella no se lo habГa llevado.
Un golpe fuerte en la puerta interrumpiГі los pensamientos de Cassie.
Se apresurГі a responder.
Un hombre con traje de cuero estaba parado afuera. DetrГЎs de Г©l habГa una enorme motocicleta estacionada en la acera.
En cuanto Cassie abriГі la puerta Г©l avanzГі, estaba prГЎcticamente adentro e invadiendo su espacio. Era alto, de hombros anchos, pelo oscuro y puntiagudo y tenГa bigotes. PercibiГі un poco de agresividad por la forma en que habГa entrado y en su expresiГіn cuando la observaba.
Ella dio un paso atrГЎs, alterada por su presencia invasiva. DeseГі haberle puesto la cadena a la puerta antes de abrirla, pero no lo habГa creГdo necesario en este pueblo pequeГ±o y tranquilo.
–¿Es la residencia Ellis? —preguntó el hombre.
–Sà —dijo Cassie, preguntándose de qué se trataba todo esto.
–¿Se encuentra el señor Ryan Ellis?
–No, está trabajando. ¿En qué lo puedo ayudar?
Cassie estaba aterrorizada por dentro. Para su propia seguridad, tendrГa que haberle dicho que Ryan habГa ido a la casa de al lado por un momento. No sabГa quiГ©n era este hombre. Era prepotente y arrogante, y esa no era la forma en que un repartidor interactuaba con un cliente.
–¿Y tú eres…?
El hombre sonriГі levemente, apoyando una mano en el marco de la puerta.
–Soy la niГ±era —dijo Cassie en tono defensivo, y recordГі demasiado tarde que deberГa haber dicho que era una amiga de la familia.
–Ah, ¿asà que él te contrató? Te está pagando, ¿eh? ¿De dónde eres? ¿De Estados Unidos?
Cassie quedГі sin aliento. No esperaba esto, e inmediatamente pensГі en la mesera deportada de la que habГa hablado ayer la encargada del salГіn de tГ©.
No le respondiГі. En cambio, repitiГі:
–¿En qué lo puedo ayudar?
EsperГі que Г©l no percibiera lo asustada que estaba.
–Tengo una entrega especial para el señor Ryan Ellis.
El hombre le entregГі un sobre grande de manila, con el nombre y la direcciГіn de Ryan en manuscrita.
Lo puso en la mesa del vestГbulo y Г©l le extendiГі una tablilla.
–Firma aquГ. Escribe tu nombre completo, hora de entrega y tu nГєmero de telГ©fono.
AsГ que esto era solo una entrega, despuГ©s de todo. Cassie sintiГі alivio, pero no se iba a tranquilizar hasta que este hombre extraГ±o se fuera.
–Y tu pasaporte, por favor.
–¿Mi qué?
Lo observГі con horror.
–Tengo que tomarle una foto. Si no te molesta.
Su tono de voz le decГa que a Г©l no le importaba si a ella le molestaba. Se recostГі contra la puerta y mirГі su reloj.
Cassie se sintiГі completamente aturdida. ВїDe quГ© se trataba todo esto? Se temГa que fuera algГєn tipo de medida drГЎstica contra trabajadores ilegales.
No le podГa decir que se fuera, aunque eso querГa. ВїEra legal que fotografiara su pasaporte, o una violaciГіn de sus derechos? ParecГa un intento de intimidaciГіn, pero no podГa pensar en una salida sin meterse en un problema aГєn mГЎs grande.
–¿Puede esperar afuera mientras lo voy a buscar? —le preguntó.
Se tomГі su tiempo para moverse hacia el porche. PermaneciГі de pie, observando con los brazos cruzados y media sonrisa en su rostro redondo y pГЎlido.
Ella cerrГі la puerta de entrada, deseando no tener que volver a abrirla, y se apresurГі hacia su dormitorio a buscar su pasaporte con la incriminatoria visa de visitante.
Luego volviГі, abriГі la puerta y se lo entregГі.
En el Гnterin Г©l habГa encendido un cigarrillo. Lo colocГі entre sus labios, sacГі su telГ©fono y hojeГі las pГЎginas del documento.
EscuchГі el clic repetitivo de la cГЎmara del telГ©fono. ParecГa que estaba fotografiando mГЎs de una pГЎgina.
Luego se lo devolviГі y tomГі el cigarrillo de su boca.
–Muy bien. Eso es todo. Dile al señor Ellis que si no se ocupa de la notificación, volveré pronto.
TirГі la humeante colilla de cigarrillo en el pavimento, se volteГі y caminГі dando zancos hasta su motocicleta. Un minuto despuГ©s, el motor rugiГі y Г©l desapareciГі.
Cassie se puso de rodillas a escarbar para encontrar el cigarrillo encendido. Lo apagГі en el cГ©sped hГєmedo y se lo llevГі a la cocina, en donde lo desechГі. Le temblaban las manos. ВїDe quГ© se trataba todo eso?
ObservГі el sobre, lo sostuvo a trasluz e incluso lo volteГі para ver si tenГa alguna pista de la identidad del remitente, pero no pudo ver nada.
TendrГa que esperar a que volviera Ryan para hablarle de ello.
Cassie empezГі a temer que, con su presencia aquГ y la amabilidad complaciente de Ryan, lo hubiese metido en serios problemas.
CAPГЌTULO NUEVE
Cuando se hizo la hora de ir a buscar a los niГ±os a la escuela, Cassie hizo lo posible por poner sus preocupaciones a un lado. Con el reciente divorcio, sabГa que los niГ±os tenГan su propio estrГ©s para manejar y no querГa que, encima de todo, ellos percibieran su ansiedad.
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